Donde habitan marineros en los ojos del que mira el horizonte.
Donde los cuerpos en la arena, como animales heridos, esperan la venganza del mar.
Donde el viento, con ojos de loco, llama a todas las puertas.
Donde hay gatos en las aceras, atunes en los mercado y claveles en las ventanas.
Donde los desterrados del norte, y náufragos a la deriva del mundo, navegan sin destino por las corrientes del tiempo.
Tuve tu arena en mis pies, tu salitre en mis brazos y me besaste con tus labios de limón. Vi tu boca lamiendo las ciudades blancas y bebiéndose todos los espejos, vi tus alas ardiendo y su fuego clavándose en mis retinas.
Vi ese monstruo, que engendraste bajo tus sábanas rasgadas, tragándose al sol.
Atlántico sur magnético, brillante, lejos de mí, contra mí, atlántico sur.