viernes, 29 de junio de 2012

Viajes y otros viajes

De niño (igual que Tabucchi) tenía un atlas enciclopédico con el que hice mis primeros viajes. Fue la primera representación geográfica conocida. Sentado en el suelo de mi habitación, observaba con emoción las fotografías representativas de cada continente y cruzaba el mundo. Desde la selva amazónica hasta la plaza roja de Moscú. Desde el parque Yellowstone al Taj Mahal, pasando por el Machu Picchu, el monte Fuji, las góndolas de Venecia, o el tráfico de Nueva York.

Luego llegaron los libros de Julio Verne, los dibujos animados de Willy Fog, la isla de Stevenson, los paisajes de Jack London, o el naufrago más famoso de la literatura: Robinson Crusoe. Cortazar decía que la realidad nace y se va con los libros,ahí empieza el verdadero viaje. Los viajes son como islas sembradas de asociaciones mentales y recuerdos que florecen, para configurar el mapa del archipielago que determina como somos.

Tabucchi, referente de la literatura actual  ha viajado mucho. Viajes y otros viajes es un repaso por su archipiélago, un catálogo de lugares imprescindibles cargado de anotaciones, miradas, reflexiones, y asociaciones auténticas e inteligentes en los que la historia, el arte y la literatura son parte esencial.

A diferencia  de Colin Thubron, escritor de viajes, Tabucchi no viaja para escribir sobre ellos, " sería como si uno quisiera enamorarse para escribir un libro sobre el amor". Reunidos uno a uno, hace una especie de embarcación en la que me encantaría subirme.

Los lugares de Tabucchi ( y los míos) surgen ajenos a los mapas, las agendas, los turistas y sus guías, como los mejores lugares surgen de la casualidad, de pronto, a la vuelta de la calle, como por arte de magia. Te los encuentras de frente, y los grabas cerrando los ojos. Detalles, sonidos, olores, la asociación de tus sentidos con la belleza, la ambientación de lo idílico. Un puesto de helados, el acordeón que suena, una pareja en un banco mirándose el alma, telas de colores, balcones por los que entre un foco de luz, cualquier circunstancia del azar puede provocar que un sitio se convierta en especial.

Tabucchi ( también yo) es contrario a las guías que indican donde alojarse, donde encontrar oficinas de American Express o qué vacunas son necesarias, cuando lo realmente importante es conocer como se vive, se piensa, se habla y qué categorías mentales existen. Para Tabucchi las mejores guías, las mejores pistas de los mejores lugares se encuentras en las referencias interpuestas de muchas historias de la literatura, que nos convierten en turistas del alma.

El turista es una especie de colonizador cuyo ideal es conquistar espacios vírgenes con encanto, adelantándose de alguna forma a las masas cargadas de comparaciones, recuerdos y cámaras fotográficas capaces de contaminar el instante en su ritual a la búsqueda del "yo he estado allí". Los turistas buscan lugares auténticos, pero no demasiado, lugares distintos pero manteniendo la esencia globalizada, con identidad pero sustentando el parecido a todas partes. Los turistas buscan ciudades que no recuerden a las suyas, pero que aún así, consiguen hacerles sentir como en casa.

Desde sus viajes, con bocadillo en mano, en compañía de su tío a la Florencia de los Uffizi hasta el Paris de Delacroix, en la rue Jacob, en el mismísimo corazón de Saint Germain de Pres. Desde las calles medievales de Montpellier al pueblo de la Provenza donde vivía Picasso. También pasó por España: el peine de los vientos de Donosti y la plaza del Diamante de Barcelona forman parte de su recuerdo . De Madrid destacó la quinta del sordo de Goya para después tomar un refrigerio en Casa Mingo. El cantón de Berna y Soleura, los Cárpatos, la Capadocia ( una mezcla de la Capilla Sixtina en el gran cañón del colorado), los olivos de Creta, con el sabor de sus lugares relativamente intactos. Una parada en el cafe Fashawi en El Cairo para fumar una sisha, y descansar de las voces, sonidos, colores y aromas infinitos expuestos en sacos de algodón dentro del bazar. De Japón destaca la ciudad de Kioto, la armoniosa delicadeza de sus calles, del que hablaba Tanizaki en el elogio de las sombras, libro esencial sobre la arquitectura japonesa, y sus tallares dedicados al papel. En otro continente, el museo contemporáneo de Rhinebeck, a los pies de Nueva York, o uno de esos "no lugares" tan especiales: la estación de ferrocarril de Washington. 

En el libro hay lugar para las experiencias y sensaciones producidas por el Amazonas, la India, Melbourne o Quebec. A la decadencia de Lisboa le dedica bastante espacio. Porque Lisboa es como la melancolía causada por el recuerdo de lo perdido (saudade). Los tranvías, la ropa colgada de Alfama, el Chiado de Pessoa, el cafe A Brasileira. Yo recomiendo también un café que encontré de casualidad llamado Pavilhao Chines, un especie de pequeño museo lleno de soldaditos de plomo y muchas historias que contar.

Es  verano, es tiempo de viajes. Aunque si te gusta viajar sin moverte de la playa, o de la terraza de tu casa, o en la sombra de cualquier parque, puede que éste sea tu libro.

¡¡Feliz verano a todos!!


miércoles, 20 de junio de 2012

Putain d'usine- Jean Pierre Levaray

"...Todos los días igual. Llego al curro ( ni siquiera al trabajo, el curro) y eso se me viene encima, como una oleada de desaliento, como un suicidio, como una muerte chica, como la quemazón de la bala en la sien. Ocho horas de una vida ya de por sí corta, y que el curro te araña despacio. Un trabajo demasiado conocido, una sala de control aplastada bajo los neones-y unos compañeros que, algunos días, no queremos   volver a ver-.
 Ni siquiera el valor de buscar otro empleo. Demasiado tarde. Estuve a punto hace tiempo..y luego no, me faltó valor para cambiar de vida. Este trabajo nunca me ha satisfecho; sin embargo, no me veo aprendiendo a hacer otra cosa, otros gestos. Lo aguantamos, pero no nos acostumbramos. Hablo en plural porque no soy el único que estoy con estos ánimos: todos estamos en las mismas..."

Vivir. Sobrevivir. El esfuerzo de muchos enriquece a unos pocos. La vida te quita más de lo que te da. Estamos en primera línea de una guerra que de antemano perdimos. Para "ellos" no somos nada. Sólo un mecanismo, piezas de engranaje, recursos capaces de desviar las balas, heridas de carne y hueso, y voces infectadas por el tedio, la miseria y el cólera contenido. 

Una fábrica que espera, como tantas otras, el cierre final, la externalización, la deslocalización. Y en medio de todo ello: esos obreros que siguen rompiéndose el espinazo por mantener encendidas las calderas y de los que ya nadie habla.

"Puta fábrica" es un gran cómic, una visión en dibujos y palabras sobre el mundo de las fábricas, el sufrimientos universal de aquellos que sobreviven o han tenido que sobrevivir, y la vida o el miedo a la vida, les mantiene atrapados en un pozo sin escaleras. 

Recomiendo este cómic, recomiendo la inquietud de soñar despierto, luchar por aquello que sueñas despierto. A pesar del pesimismo que flota en nuestras mentes, como la contaminación en la capa de ozono: los sueños se nublan, pero nunca se pierden.

Los autores de este relato gráfico: Jean-Pierre Levaray trabajador en una fábrica química, y Efix de las regiones mineras del norte de Francia, lo han cumplido.



sábado, 16 de junio de 2012

Summer train

Desde mi ventana observo como huye de la ciudad el tren de Almería. Un pensamiento clandestino se aleja de mi, rompiendo los cristales empañados de esta prisión opaca que me tiene encarcelado. Soy un polizón entre maletas de colores, sombrillas, chancletas, alpargatas y zapatillas de cáñamo. El viento del tren mueve las hojas secas, como el mar mueve la arena. El tacto de las toallas de playa me reconcilia con la vida. Necesito escapar del oleaje de los días que me revuelven el alma. He de cerrar los ojos para recordar el mar, y sentir que la marea se lleva las cucarachas que hielan mis noches.....

Salimos del agua. Hace calor. La felicidad baña mi boca salada, tus brazos salados, tus piernas saladas. Nos ha unida la misma fuerza que une la luna y el mar. Olvidemos el tiempo. Los segundos se confunden con los siglos y los siglos con segundos. El sol ha venido a visitarnos, como la esperanza visita al hombre enfermo. Está aquí para apaciguar mi espíritu, para acaricia mis arañazos y descomponer la costra que estanca mi sangre. En mis venas, la vida es roja de nuevo. 

Estamos tumbados y frescos, como melocotones recién pelados, sintiendo esa ligera y resbaladiza corriente eléctrica, que dibuja carreteras por los contornos de la piel. Nuestros pies se buscan tímidamente, nuestros brazos se rozan en las fronteras de nuestras toallas. Mi pelo acartonado entre tus dedos que acercan mi cabeza hasta tu hombro. Te siento cerca. Escucho tus latidos entre el ronquido de la espuma blanca, y los auriculares del viento que  compartimos, susurrándonos su melodía.   


Huele a bronceador, a pescado fresco de lonja, a helados enormes que se hacen pequeños si se comparten entre besos. Conversamos al oído sin nada en concreto: sobre esto, sobre aquello, sobre la  infancia  feliz, sobre imaginar ciudades en las manchas de gasolina del agua del puerto. Luego silencio, nos reconforta el silencio. 


Los fragmentos de mi vida se unen ahora. Mirémonos a los ojos, para poco después,  quedamos dormidos....
Duerme by Josh Rouse on Grooveshark

domingo, 10 de junio de 2012

Caribou Island-David Vann

Caribou Island es una pequeña isla de Alaska con fugaces veranos, fríos otoños e inviernos glaciares. Un entorno, ideal para escapar de los fantasmas interiores. Un paisaje extremo de abetos y abedules, entre mosquitos y algún que otro oso, un escenario diferente al que conocemos, e ideal para crear una atmósfera de relaciones humanas, enraizadas con la naturaleza salvaje.

Los libros de David Vann son como una bomba de mano. Según vas avanzando en la historia, la mecha se va consumiendo, y de antemano tienes la certeza de que estallará en tus manos. Desde el comienzo del libro existe un olor trágico, un desenlace fatal, que más tarde se destapa, hasta producirte cierta sensación de asfixia interior.

Si en Sukwan Island, uno de los mejores libros del 2011, un hijo sigue a su padre en la aventura de sobrevivir en una isla solitaria, inhóspita y extrema. En Caribou Island, el drama surge de una matrimonio agotado, de avanzada edad, que busca construir una cabaña en esta islaEl tardío avance de la construcción adentrándose en tiempo frío no perdonará, y ambos se envolverán en una tensión agónica por equilibrar sus deseos, sus temores y sobre todo, sus fracasos.


 Caribou Islan sigue la línea amarga, agobiante e impactante de Sukwan, aunque quizá perdiendo un poca esa carga de tensión de algunos pasajes que nos hacían recordar el porqué nos gustan autores como Coetzee, o Carmac McCarthy.


El resultado final es bastante brutal, desgarrador. Recomiendo a este autor.

sábado, 9 de junio de 2012

RADIOCITY

Muy cerca de Conde Duque, en la encantadora "Plaza de los Guardias de Corps", al lado de una boutique con ropa que nunca podré comprar, hay una pequeña tienda de discos. Si entras, es posible que salgas con una sonrisa en la mirada, la cartera algo más vacía, y algún vinilo o CD de su selección entre tus manos, o en tu mente. 


La semana pasado en su pizarra ponía: Disco del mes- "Cyrk- Cate le Bon"


Por cierto, esta gente no suele equivocarse.