domingo, 16 de febrero de 2014

Tornillos de estrella (II)

Foto: Yohana Córdoba.

Sujetos al destino por tornillos de estrella volvemos a casa. Nuestras manos sucias, los dientes nublados, la boca de nicotina. Vestidos de trajes sin boda, desnudos de palabras, con las sílabas rotas. Los pensamientos desordenados, desobedeciendo a la esquemática estructura del día. El cuerpo vacío y la bañera llena, la piel viscosa y la frente con las mismas heridas de Apollinaire tras la batalla, tiñendo de sangre las entrañas de la porcelana.

Y cubiertos de vapor despertamos de esta cordial somnolencia, con el aliento oscuro y el apetito seco. Y caminamos por pasillos bajo luces pálidas como el olvido, y el corazón bombea quimeras mientras el porvenir nos vacila, ¿cómo ser atrevidos? ¿Insolentes tal vez? Luego el miedo, y vigilar cada motor, cada puerta, cada paso, para quizás apartar de nuestros caminos las desgracias y las sombras.

Opus 17 by Dustin O'Halloran on Grooveshark

¿Dónde estás?


Considerando que nos movemos por impulsos,
antes de andarse,
era el camino;
y tu frase llega desnuda, tan sin voz,
ni maquillaje,
rasgando la noche
entre dos chasquidos despiertos
a encender la pupila del mensaje:
¿Dónde estás?


Y la pregunta,
esa pregunta,
se convierte en instrumento esencial,
es justo equilibrio,
un marco de principios generales
para el silogismo del amor.


Los colores de la ausencia se disuelven,
igual que un nada que lo fuera todo,
y en ese instante, todavía
cuando las penas transeúntes del olvido,
vuelvan a casa cabizbajas
como sobras de lo que fueron.
¿Dónde estás?


Y apareces tú, detrás de la palabra
vestida de blanco,
con el perfume que da la libertad,
amante, amada,
en el borde dulce del miedo ausente,
juntando las partículas de un mañana
en busca del después.


Es la frase, sin respuesta inminente,
una llamada de auxilio
en el bosque del silencio
y una lágrima hueca que nace
en la esquina exacta de tu nombre.

Renacer -Jose María Pinilla

*Y me descubrí en sus poemas, y entre sus líneas se dibujó un río de sentimientos por los cauces de mi nostalgia. Sólo queda agradecer a quién me lo acercó.

He Needs Me (unplugged) by Hindi Zahra on Grooveshark

El astrálago -Albertine Sarracine


(...) Las siete menos cinco. Dentro de cinco minutos, pararé la película. La gente de la estación, los coches desfilando, los silbidos y los humos del ferrocarril cercano, todo es como una pantalla alrededor de mí. Me gustaría prenderme, como un broche, en un sitio donde brillara. Esta tarde la sombra se diluye y el sol me inunda. Las siete menos tres minutos.

Ya no levantaré la vista hacia ese reloj, ni hacia el vaivén de la puerta de la terraza. Julien va a llegar entre una de esas oleadas de gente. Mis ojos lo esperan, bajos y ciegos. Fluidez sobre lo liso, vaguedad sobre lo desenfocado. Estoy aquí, es verdad. He vuelto a encontrar mi camino tras haber cojeado, arrastrándome por atajos sombríos, pero siempre iba hacia él, imantada y espoleada por un oriente fijo. No he perdido la brújula. ¡Hola Julien! Mi cabeza se vacía por los ojos y miro a Julien sin poder decirle nada. Y todas las preguntas, todas las angustias y todas las promesas se funden, se anulan y se realizan en este segundo en el que nos miramos. 

Albertine Sarracine- El astrálago.



Un libro luminoso: incandescente diría, vivo, provocador, mordaz, una película francesa en blanco y negro, definitivamente imprescindible.  Prologado por Patti Smith.