domingo, 24 de mayo de 2015
jueves, 21 de mayo de 2015
Puse un espejo en la luna para encontrarme contigo
Regresarán las olas al instante
y las luces a las ventanas.
Los pájaros abrirán sus alas
donde terminen las playas.
Subirán las mareas, crecerán los ríos,
habrá desiertos que parezcan atardeceres
y sueños demasiado azules
para que el invierno los comprenda
tus ojos se beberán la noche
si decidas parpadear.
viernes, 1 de mayo de 2015
Perdona que los aeropuertos me recuerden a ti...
Me pregunto porqué los aviones
parecen tan distintos tras las despedidas.
Era de noche cuando las pantallas del destino
anunciaban mi llegada.
Recuerdo la ansiedad
producida al viajar
de un minuto a otro
producida al viajar
de un minuto a otro
por las escaleras mecánicas
de aquel aeropuerto.
de aquel aeropuerto.
Recuerdo que vi de lejos tus labios conté
y un vestido celeste
sobre tu piel todavía bronceada.
Recuerdo que parecía verano y en tus ojos
se dibujaba la urgencia
de apagar todos los incendios sin extinguir.
Recuerdo que subimos a tu coche
y nos desviamos por aquella carretera
para llegar a aquel lugar
en el que no cabían aviones
entre tantas estrellas.
entre tantas estrellas.
Luego recuerdo
que pusimos dirección a tu cama: yo necesitaba
contar las pecas de tu espalda
y tú caminar por los surcos de mi vida.
Recuerdo sentir tus dedos que abrían mi camisa
como quien abre una ventana
para respirar aire puro
mientras yo despeinaba tu vestido
para encontrar la simetría de tus alas.
Recuerdo que nunca vi
una luna tan grande como aquella
ni un amanecer tan brillante
como el de tu costado.
Recuerdo tu ciudad encendida, sus tejados, el mar
nuestras horas por delante
y la sensación de que
no existía dolor que pudiese alcanzarnos.
Recuerdo tu casa
mi cepillo de dientes en tu vaso,
nuestra ropa como un paisaje de otoño
sobre el linóleo de tu salón.
Recuerdo al atardecer,
mi horizonte doblado contra el tuyo,
nuestra risa, mis palabras,
el gin tónic de después frente a las luces.
También recuerdo la mañana siguiente
y el triste desamarre de los cuerpos
al sentir la fiebre bajando
en el mercurio del reloj
que dibujó nuestra despedida
como una pintura de la Bauhaus.
Y de nuevo aquel aeropuerto
lleno de escaleras mecánicas y trolleys.
Allí me perdí por sus pasillos
igual que tú te perdiste
por los laberintos de mi vida.
por los laberintos de mi vida.
He de embarcar,
perdona que los aeropuertos me recuerden a ti...
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