A veces me pregunto
si estamos viendo la misma película.
La luz del proyector
encuentra en tus ojos
al tren que cruza la medianoche,
al pistolero herido,
al androide enamorado.
Suenan disparos en tu mente
y dos coches se persiguen,
Lawrence cruza el desierto
y Dennis mantiene
-siempre-
su avioneta en el aire,
los puentes de Madison arden
como el amor en los poemas.
Ingrid Bergman mira
a Humphrey Bogart
y se detiene la lluvia.
La vida es un rodaje en travelling
que ocurre en las pantallas de la mente
y quizás se acabe la kriptonita
-o la tarta de arándanos-
pero el Cinema Paradiso
mantiene siempre sus puertas abiertas.
Los destellos de la luz se detienen
tras los títulos de crédito
mientras se apagan los neones
de todos las calles
y puede que esta noche
Harry no encuentre a Sally
pero yo te buscaré en mi ventana
cuando el resplandor de la luna
encierre todas las escenas de este día
y me responda
con su incandescencia
a la pregunta de
si estamos viendo la misma película.