sábado, 6 de noviembre de 2010

A. HEMON-Incuestionable.



Trabaja de aparcacoches en un restaurante de lujo en Chicago.Juego a imaginarle en el momento en el que el propietario de un todo-terreno beige que consume gasolina suficiente para dar energía a todos los motores de Zaire, lee Aleksander en el pecho de nuestro aparcacoches.Por su nombre,por su acento, imagina que es un inmigrante de algún país de la Europa del este,alguien que simplemente busca sobrevivir.Este atisbo de preocupación es una suposición porque su única y real inquietud es la imagen que proyecta el dorado de la chapa de Aleksander.
Lo que no sabe es que nuestro aparcacoches es alquimista literario,un buscador del tesoro de la belleza a través del exquisito mestizaje de lo dulce y lo amargo.Un estudioso de los detalles,aplicador de la teoría de la incertidumbre para con sus palabras dibujar aquello que se escapa del ojo del hombre-común.Un autentico artista,un maestro expulsado de la vida y encarcelado,vigilado por alcaides grises, en universos acristalados que casi tocan el cielo.Se llama Aleksander Hemon.


Su nombre un día se convirtió en tinta,brotó de lo desconocido para acabar, no se bien cómo, en mi "moleskine".Los títulos,los autores llegan a nosotros en vehículos de heterogénea naturaleza,es curioso el proceso para escoger un libro y no otro,para decantarse por un título.Si alguien nos lo recomienda ha de tener la estima adecuada.Si nos lo aconseja la televisión,la radio o la prensa provoca desconfianza o confianza en función de la fuente.Si vemos a alguien cuya apariencia nos atrae,y decidimos anotar el autor del libro que le vemos leer,tal vez nos arrepintamos y esa persona deje de atraernos o quizá toda sea una sorpresa...

No recuerdo por qué vía llegó La cuestión de Bruno a mi mesa de noche.

Se trata del primer libro,un conjunto de relatos breves de un escritor Bosnio,de Sarajevo,que en la guerra de los Balcanes se fue a una ciudad USA para que las pesadillas de los francotiradores se tiñeran del sueño americano.

Me gusta que haga suyas las historias,que los relatos sean un pretexto,que su auténtica voz se inmiscuya en la historia para hablarnos de su vida....

"Esta historia fue escrito en Chicago(donde vivo),en el metro,tras una larga jornada de duro trabajo como aparcoches en un aparcamiento en 1996 d.C"

Utiliza todos los medios para conquistar al lector,para ganárselo,para metérselo en el bolsillo,es original,tiene una imaginación brillante,las estructuras de sus relatos a veces resultan distintas,deleita y produce escalofríos al mismo tiempo por su manera de manipular el lenguaje,las historias son una biografía de autoficción,inquietante,desgarradora aunque a veces tierna,simpática,atípica.Tiene mucho talento,mucha capacidad,transmite aunque alguno de sus relatos resultan algo denso,es muy interesante su compromiso con el detalle,su ironía a veces esperpéntica.


Era un barco decrépito, con escala metálica descascarillada y finas capas de óxido que,al pasar la mano por la barandilla podían cortarte los dedos.La escala subía en espiral como una toalla retorcida.-Esperaba el tio Julius-.

El tio Julius me dio un beso áspero y húmedo en la mejilla:la comisura de su boca rozó la mía,dejándome un punto de saliva por encima del labio.Pero sus labios eran blandos,como babosas,como si detrás no tuvieran nada en que apoyarse.Cuando nos fuimos del muelle nos dijo que se había olvidado la dentadura en casa,y entonces como para demostrar que nos estaba diciendo la verdad,me dirigió una sonrisa,enseñándome las rosadas encías surcadas de bermellón.Olía a colonia de pino,pero de dentro le salía un tufillo a podrido y descomposición que empapaba el fragante halo.Oculté la cara en la falda de mi madre. Oí la risotada del tio Julius.

-¿Podemos volver a casa?-grité.


A veces resulta poético aún queriendo ser escatológico.En el segundo relato habla de Alphonse Kauders,un desconocido en nuestra cultura,alguien que conoció a Hitler,a Stalin a Rosa de Luxemburgo o Eva Braun.
El doctor Joseph Goebbels hablando de las ventosidades de Alphonso Kauders dijo: Se parecían mucho al lamento de una interminable sirena solitaria,melacolía en su forma mas pura.

Hay un relato que habla de su infancia,su imaginación,sus corazonadas,sus sentido de la intuición,el presentimiento de que su padre era un espía,la manera tan cercana de contarnos como inspeccionaba los cajones de la habitación de sus padres,de como su padre le enseñaba el lenguaje morse,de como revisaba los álbumes con retratos que un día pasaron del tono sepia al desgastado amarillento.Todo un lujo de detalles que nos transporta a la época de los porqués.


Dentro de una historia se entremezcla otras historias,a veces deja la puerta abierta a la imaginación del lector,me gusta que los personajes cobren vida distorsionados por el ojo de buey de algún otro personaje, que a su vez hemos de imaginar.

La carroza avanza.La mirada del archiduque Francisco Fernando penetra entre la multitud y ve ahora los musculosos brazos y las correas del acordeón que ciñen los fuertes antebrazos del hombre:ve el teclado negro y beige y se da cuenta de que falta una tecla;distingue el oscuro rectángulo en el lugar de la tecla ausente.La carroza pasa delante del hombre y el archiduque cree sentir su mirada en la espalda.Está tentado de volverse pero eso resultaría claramente indecoroso.El archiduque se pregunta por toda esa extraña gente,por ese hombre que no parece sentir odio alguno hacia él ni hacia el Imperio,y empieza a sentir curiosidad por esa tecla.¿Se podría tocar una canción sin ella?¿Como sonaría "Liebestob sin que nunca se tocara una nota determinada?.

El relato mas desgarrador,mas puro,el que más me ha impactado,el que ha arrancado todo tipo de emociones encontradas se titula "Una moneda" es todo un giro narrativo,un compendio de cartas a dos voces,las que envía una mujer de Sarajevo encargada de montar las imágenes de una guerra para que lleguen a los telediarios,y las cartas del narrador que tiene otra particular guerra,la guerra de la supervivencia en un piso de Chicago plagado de cucarachas.

Son cartas tan afiladas que se te clavan,brutales,escritas con una intensidad asombrosa,para mi sin duda el mejor de los relatos.Este relato es casi,uno de lo mas intensos relatos que he leído en toda mi vida.

Francotiradores,escombros donde antes había vida,fuegos artificiales de destrucción,trajes de baño en forma de chalecos antibalas,jaurías de perros,alcantarillas,la muerte inconsecuente,el amor de dos hastiados cuerpos,los sueños mas dulces son las pesadillas,la compañía de la soledad,en definitiva, la supervivencia atravesando todas las barreras....

"Sarajevo es una ciudad sin gatos.Esto ocurre porque la gente no tiene con qué alimentarlos,o no puede llevárselos cuando huye,o porque han matado a sus dueños.De ahí que los perros a los que sus amos no pueden alimentar ni llevar consigo los cazan y los devoran. Con frecuencia entre el escombro de las calles,se ven,atascados en alcantarillas,o bajo coches calcinados,cadáveres de gatos o cabezas con un rictus de muerte y colmillos como dagas en miniatura.A veces hay dos o mas perros que luchan por un gato,arrancando un chillido a cada trozo de carne y pelo desgarrado."

Mientras, la segunda voz escribe:

"El martes tuve la impresión(alucinación) de que me corrían cucarachas por las canillas:debo de estar perdiendo la cabeza,a causa de la soledad y el vacío que constituye mi vida.La sensación me asaltó en un concierto de rock,mietras chicos y chicas agitaban la cabeza como un sonajero.Creí que eran cucarachas de las que se crían en mi casa,que las había traido del apartamento sin saberlo."


Me gusta este libro,principalmente por dos poderosas razones.

Hemon escribe en una lengua que no es la suya,el inglés,eso le confiere más mérito si cabe.Pero principalmente me ha gustado porque utiliza historias para contar su historia y por alguna extraña razón su manera de contarlas,esa forma en la que el narrador-autor de repente habla en primera persona, y se convierte en protagonista me identifica,me recuerda a este blog, que me atrevo a decir,me ha dado tanta satisfacción personal.

Escuchando el otro día lo que alguien decía sobre el ensayo,pienso que sólo puede gustarte una historia si entre tú y la historia nace,expontáneamente, una relación sentimental de afinidad.

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