Volverán las oscuras golondrinas
y los martes de sangre,
la boca equiparada a un dolor,
la tez extraña y perseguida,
el monstruo en la mejilla y en el fondo de los ojos,
tres mil golpes con la forma de una noche errática,
tres mil golpes para la mujer y su sexo,
volverán las oscuras golondrinas,
y las madrugadas de hambre,
y los laberintos ausentes,
volverán las retinas extasiadas de joderse,
los huesos frágiles,
los viajes lejanísimos,
la autoridad de las palabras,
el océano de crímenes,
la bola del mundo en las manos blancas,
las uñas mordidas,
la estancia cuadrada y sucia,
el desorden en el estómago,
el vidrio en las lágrimas largas,
volverán los robots del corazón hermético, censurado,
intolerable, vencido, ausente de sí,
volverán besos y errores de guillotina,
armarios que atrapan el latir de las venas,
enormes silencios, vaciados túneles en la lengua y el alma,
volverán las oscuras golondrinas retomando la muerte para mí,
Medea incorregible yo, temblorosa, rara, astuta, inútil
sentenciada, colérica
equivocando una y mil veces el sitio y la hora,
el nombre y la piel,
la quimera y la prisa, los ojos y el origen,
porque volverán, volverán las oscuras golondrinas...
Volverán.
Volveran las oscuras golondrinas- Princesa Inca (Crujido)
*La princesa Inca ha vuelto para ocupar un espacio en mis estantes interiores, suelo alternar su letras con versos de Pizarnik y Cohen. Sus poemas son trozos de cristal que mutilan, se incrustan por dentro en las noches largas.
Siento tu crujido, mi alma es tuya cuando grito tus palabras. Gracias por escribirme, Princesa Inca, gracias por compartir poesía y vida.