Hijo de Lavapiés. Profesor de inglés, porque de la poesía no se vive. Misántropo con buen corazón. Dice que no lee demasiado, quizás sólo lo suficiente. Perece llevar un pretérito perfecto escrito en los ojos y un pasado en los pulmones. Pude sentir su voz de cerca, igual que un aullido dentro del vientre del dinosaurio. Uno de sus poemas dice algo así:
Lavapiés, soy tu hijo, arrópame en tu alma de hormigón.
Barrio bohemio, soy cada pintada del GNIO en tus fachadas.
Barrio humilde, soy una india ecuatoriana con larga melena azabache: cargando fardos.
Beato de San Cayetano, soy tu guerra entre bandas.
Socorro del borracho, soy tu teatro alternativo.
Barrio entre colinas, soy el ogro que acosa a los turistas.
Cueva del duende, soy el viejo que jura que en el pasado eras mejor.
Corazón de revolución, yo encendí la mecha que incendio los Escolapios.
Casbah laberíntico, soy el marroquí de pelo blanco vendiendo tambores en las terrazas.
Zulo erótico, soy gay, soy lesbiana, soy bisexual, soy libre.
Barrio del cartón de tinto, estoy borracho, tirado en el suelo.
Escenario del libre amorío, estoy muy guapa. ¿No te das cuenta?
Alma impía y pagana, estoy en la boca del metro; aguardo a mi amor.
Campo de refugiados, te hablo con duro acento, pero tu corazón entiende.
Ágape políglota, un Dhurum, una somosa y un sancocho, para llevar.
Casa de empeños, soy la china en el todo a cien y su primo en los ultramarinos.
Guardería del espíritu frágil, míranos en el parque del Casino, míranos jugando en paz.
Mezquita bajo la catedral, oramos de pie, de rodillas, de todo corazón.
Lavapiés: madre aceptadora del disparejo, madre elástica de todas las naciones,
soy tuyo y te amo tal como eres, somos tuyos y te amamos en tu desesperada belleza, Lavapiés haznos hueco en tu vientre en el siglo 21.
Hermanos, hermanas bailemos todos juntos en la acera; que empiece la canción.
RAFAEL CARVAJAL