Después de escribir un poema
entro en la ducha
acciono la palanca
y el agua caliente surge de las tuberías
como una corriente extraña
que quiere pernoctar en mi piel,
pero no son las gotas de agua lo que siento
sino todos aquellas palabras
que no supe escoger
y que todavía centellean
como pequeñas quemaduras
en mi pecho...
(Sonando Then I heard a bachelor´s cry -Benjamin Clementine)
sé de que hablas.
ResponderEliminarEl cachorro herido se sufre de heridas que nunca ve.
y cuesta integrar
las palabras están ahí,
la teoría aprendida
¿la práctica?
tenemos una patología de las costumbres
Un fuerte abrazo
Las palabras: esa flema escondida en el pecho, esa enfermedad que siempre queda.
EliminarAbrazos
Muy bueno. Esas malditas palabras que se nos escapan, esa maldita duda sobre si aquello que hemos escrito habría quedado mucho mejor con aquella frases que fueron precisamente las que no logramos trasladar al papel...
ResponderEliminarA veces bajo la ducha o sobre la almohada nos sentimos invencibles, pero la memoria se pierde por el desagüe o se escurre en el cráter de la almohada.
EliminarAbrazos
La duda siempre existe y acompaña ...aunque en este caso puedes quedarte tranquilo.
ResponderEliminarUn abrazo!
La duda siempre existe o como dijo Luis García Montero hace pocos días: "todo es mejorable y leo siempre mis poemas con un corrector mental".
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