En ese precipitado murmullo
que conduce al tiempo
cuando el rojo de la tarde
parte en dos las estaciones,
y yo veo como se marchan mientras
la palabra "adiós" flota
ligeramente encendida
por encima de la voz que la pronuncia.
Veo como se marchan
y las manos de él
se alejan de los hombros de ella
igual que un barco se aleja del muelle
para convertirse en un destello del mar.
Veo como se marchan
y a cada paso que dan
habita esa sensación luminosa
de que serán sus huella
las que como una cicatriz escrita en el paisaje
resistirán a la marea.
Veo como se marchan
y a sus espaldas
se resume una ciudad encendida
en cuyo resplandor
el verano abre sus brazos.
Les veo marcharse:
él sube al tren,
ella ahora es el frágil temblor
que cruza en la intimidad de su ventanilla.
Está anocheciendo
y se encienden
las luces rojas de la estación,
un tren se aleja
y yo veo
como se marcha
justo
cuando llegas tú.