sábado, 15 de diciembre de 2012

Democracia- Pablo Gutiérrez

El trabajo desarrolla y perfecciona las aptitudes del individuo. Cuando se ejerce de acuerdo con los gustos e intereses del trabajador, es una fuente de satisfacción y estímulo, es decir, una fuente de realización personal.
Sea grato o ingrato el trabajo que realizamos, siempre debemos aceptarlo como un reto que nos obliga a capacitarnos y exigirnos una verdadera ética profesional.

Sociedad 8, Educación General Básica
Santillana 1985


En el 2008, Lehman brothers se cae. Marco es despedido. Un mundo de sueños artificiales se desvanece. La vida estalla, se rompe en mil pedazos hasta convertirse en el inframundo en el que vivimos.

(...)Lehman brothers se desplomó delante de las narices del mundo atónito el mismo día que Marco fue despedido. Coincidencia cósmica: en dietario de infortunios universales su insignificante tragedia empequeñeció frente a aquel monzón bursátil que, como dicen los locutores con precisas metáforas, quebraría los cimientos del blablabla internacional.

Marco debería sentirse orgulloso, de algún modo participó en un acontecimiento formidable, hito histórico, caos apocalíptico, devastador episodio y todos esos adjetivos tan bien escogidos que los periódicos engruesan en las papillas. Sólo un imbécil sin perspectivas se dejaría llevar por el resentimiento en lugar de agradecer a los dioses de las finanzas su cuota en la pericia celestial; pero Marco, tan ingrato, es incapaz de apreciar la valiosa ofrenda, por más que busca dentro de sí no encuentra otra cosa que autocompasión y rencor. Cuando sube a la azotea en sus mañanas ociosas tan sólo piensa yo era bueno en esto, era aplicado y sumiso, nunca me retrasaba, nunca flaqueaba, no merecía una suela aplastada en mi culo.

Marco es despedido. Su historia sería como la de tantos otros si no es porque comienza a salir a la calle para escribir versos en las paredes de la ciudad, fuente de inspiración para tres jóvenes anarquistas.

en la turbia antesala no acierta
con la manga la mano quebrada de temblor.
Huiré,
arrojaré el cuerpo a las calles.
Arisco, enloqueceré.

Si hubiese que hacer una lista con los libros de año, Democracia de Pablo Gutierrez debería estar en esa lista. Es un relato inteligente, actual, vivo, incendiario, contado por un voz poderosa, deslumbrante. Una narración explosiva, con mucha fuerza. Elogiado por la crítica  por su estilo transgresor disparando palabras. 

Democracia es la intrahistoria de la prosperidad simulada, el mal despertar de un sueño que nos inyectaron mientras dormíamos: Simulacro del engañoso bienestar, felicidad instantánea, dinero fácil e hipoteca abierta.

Ha pasado el tiempo, el reloj al revés, las agujas acelerando en sentido contrario. Las injusticias más descabelladas, la democracia convertida en un arma despreciable que dispara contra todo. Casi nadie puede salvarse y, cualquier ciudadano (al menos la mayoría) tiene algún motivo para vomitar frente al sistema. Los servicios sanitarios se cierran, se merman o se privatizan. Los colegios cuentan cada vez con menos profesores. las tasas universitarias se disparan. La cultura se hunde. El pequeño comercio echa el cierre. Se rebajan los sueldos de los que se salvan. La inversión se destina a entidades bancarias incompetentes. Casi nadie ha sido condenado por corrupción y los grandes empresarios no renuncian a parte de sus beneficios. Lejos de calmarse los mercados, como preveían con la entrada de la derecha, la prima de riesgo se dispara. El presidente del gobierno, del que casi nadie se fía, es un pasmarote desaparecido y cuando aparece, desalienta, desespera y deprime con su discurso de otra época. 

Ya no existe esperanza, ni siquiera fingida. 

2 comentarios:

  1. A más de uno/a le haría falta leer ese libro..

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  2. A más de uno se le atragantaría un poco...

    ¡Gracias por pasar por aquí!

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