Hay que estar siempre borracho. Todo se reduce a eso; es la única cuestión. Para no sentir el horrible paso del tiempo, que te destroza los hombros hasta tirarte al suelo, debes emborracharte sin cesar.
Pero, ¿de qué? De vino, de poesía o de vida, como te plazca pero emborráchate.
Y si alguna vez te despiertas en las escaleras de tu casa, tumbado en una cuneta o en la oscura soledad de tu cuarto, menguada o disipada ya la embriaguez, pregúntale al viento, a la ola, a la estrella, al pájaro, al reloj, a todo lo que huye, a todo lo que gime, a todo lo que rueda, canta o habla, pregunta qué hora es; y el viento, la ola, la estrella, el pájaro, el reloj te contestarán:
"¡Es hora de emborracharse!" Para no ser un esclavo martirizado del Tiempo, emborráchate; ¡emborráchate sin cesar! De vino, de poesía o de vida, como te plazca.
Versión ligeramente retocada de un fragmento de Spleen de París-Charles Boudelaire.
Vamos a hacerlo. Vamos a emborracharnos. Trae una dosis de poesía, hagamos contrabando. Vamos a emborracharnos de vida y de vino, que sus efectos son los que más rápido se van.
ResponderEliminarNo valen relojes, que en ese momento, nos marquen las horas.
Un abrazo.
Bolígrafos destintados, botellas de ron y flores...
ResponderEliminar¡Al abordaje!
para evadir todo el dolor
ResponderEliminarPara curar heridas producidas por un reloj de pulsera en el interior de las muñecas...
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