Llorar a lágrima viva. Llorar a chorros. Llorar entre las puertas y los puertos. Llorar de amabilidad y de amarillo. Abrir las canillas, las compuertas del llanto. Empaparnos el alma, la camiseta. Inundar las veredas y los paseos, y salvarnos a nado de nuestro llanto. Asistir a los cursos de antropología, llorando. Festejar los cumpleaños familiares, llorando. Atravesar África, llorando. Llorar como un cucuy, como un cocodrilo...si es verdad que los cucuis y los cocodrilos no dejan nunca de llorar. Llorarlo todo, pero llorarlo bien. Llorarlo con la nariz, con las rodillas. Llorarlo por el ombligo, por la boca. Llorar de amor, de hastío, de alegría. Llorar de frac, de flato, de flacura. Llorar improvisando, de memoria. ¡Llorar todo el insomnio y todo el día!
OLIVERIO GIRONDO - Espantapájaros - Buenos Aires 1932.
Debido a la realización de una apuesta se comprometió a vender 5000 ejemplares; por lo que, alquiló un local con chicas deslumbrantes para la venta de su libro y una carroza funeraria tirada por 6 caballos transportando un espantapájaros con monóculo, chistera y pipa. El libro se agotó en un mes.
Oliverio Girondo practicaba la risoterapia poética, pura energía capaz de despertar a los muertos. Porque hasta para llorar hay que tener estilo.
Por cierto, ¿No os recuerda a un conocido actor español?
Por cierto, ¿No os recuerda a un conocido actor español?
Es brutal este hombre. Mucho.
ResponderEliminarEs cierto, sus textos son muy potentes. Se adelantó a su época.
ResponderEliminarme encantó, por dios, que hermoso texto! ♥
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