sábado, 16 de agosto de 2014

Querer quedarse queriendo irse


3 de enero [1959]

He dejado el psicoanálisis. No sé por cuánto tiempo. Estoy muy mal. No sé si neurótica, no me importa. Me siento muy pequeña, muy niña. Y me van abandonando todos. Absolutamente todos. Mi soledad, ahora, está hecha de quimeras amorosas, de alucinaciones... Sueño con una infancia que no tuve, y me reveo feliz ―yo, que jamás lo fui―. Cuando salgo de estos ensueños estoy anulada para la realidad externa y actual. Jamás hubo tanta distancia entre mi sueño y mi acción. No salgo, no llamo a nadie. Cumplo una extraña penitencia. Y me duele funestamente el corazón. Tanta soledad. Tanto deseo. Y la familia rondándome, pesándome con su horrible carga de problemas cotidianos. Pero no los veo. Es como si no existieran. Siento, cuando se me acercan, una aproximación de sombras fastidiosas. En verdad, casi todos los seres me fastidian. Quiero llorar. Lo hago. Lloro porque no hay seres mágicos. Mi ser no tiembla ante ningún nombre ni ninguna mirada. Todo es pobre y sin sentido. No digamos que yo soy culpable de ello. No hablemos de culpables.

He pensado en la locura. He llorado rogando al cielo que me permitan enloquecer. No salir nunca de los ensueños. Ésta es mi imagen del paraíso. Por lo demás, no escribo casi nada.

Hay sin embargo, un anhelo de equilibrio. Un anhelo de hacer algo con mi soledad. Una soledad orgullosa, industriosa y fuerte. Es decir: estudiar, escribir y distraerme. Todo esto sola. Indiferente a todo y a todos.


 DIARIOS: ALEJANDRA PIZARNIK

2 comentarios:

  1. Me ha dolido por lo cercano.

    No cesan
    No para ese murmullo que rompe mi silencio
    Palabras llanas
    Palabras vacías
    Palabras y más palabras que taladran el sosiego,
    Nadie entiende esta necesidad tan mía
    Nadie capaz de comprender me hueca.
    Sí, soy cruel
    Quiero pasear por mis paisajes internos
    Un interior que precisa de distancias
    De encontrar refugio en su ciudad cautiva.
    Continúan las voces
    Y yo con mi carencia
    Con esas ganas de suicidio
    Desaparecer entre la espuma de una ola
    Acurrucarme dentro de una caracola
    Salir corriendo a ningún sitio.
    ¿donde se esconde el silencio?
    Quisiera encontrar el lugar donde la nada
    Donde las algas me arropan y tararen la canción de los sueños
    No cesan
    No cesan
    El azul es un agujero sin memoria
    Y las nubes pedazos de algodón para la herida
    Quisiera ser aquí solitaria y virgen Como los prados.

    (No he llegado aun a publicarlo)
    Un beso

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  2. Me ha encantado tu cielo de algodón y tus paisajes interiores. Publícalo que es precioso.

    Beso.

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