martes, 20 de noviembre de 2018

Robot


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Foto: Viansullivan

Soy un robot, viajo por el universo, con el piloto automático a la velocidad del sonido, dependiendo de la urgencia y la gravedad. 
He sido programado para alcanzar las estrellas y tomo mis decisiones haciendo cálculos matemáticos.
Intento poner la luz de las galaxias sobre las cosas que miro.
Encuentro en el plástico, las fábricas y el humo el estímulo que me emociona.
Estoy configurado en modo silencioso y, aunque no tengo voz, me expreso en Twitter. 
Me sintonizaron para habitar en los territorios de la desmemoria, la insensibilidad y el impulso. 
Cuando hay lluvia de asteroides, extiendo mis alas.
Me alimento de antioxidantes y mis arterias están construido con tornillos, turbinas y hélices. 
Tengo el corazón metálico y los pulmones de acero. 
He visto Metrópolis, El Mago de Oz y Blade Runner pero, a pesar de todo,
no hay película sobre el futuro
en la que viviría.

viernes, 22 de junio de 2018

Tres Olivos

NYC COMMUTERS
Alineados, simétricos
bajo la luz estancada del vestíbulo
se precipitan contra el cristal
para cruzar al otro lado.
La ciudad se desvanece entre sus límites
y ejércitos de zapatos
en la urgente necesidad
de anclarse a la existencia
intentan no quedar atrapados
en los márgenes del tiempo.
Con los corazones intactos
como estatuas que pierden el bronce
la multitud embarca.
Luego la velocidad
se refugia en los túneles
y los vagones tiemblan violentos
como caballos sin dueño
dejando atrás letreros encendidos,
mensajes escritos
en las profundidades del lenguaje
advirtiendo la llegada de un nuevo tren
que intentarás alcanzar
antes de que la vida
cierre sus puertas
sin que nadie te espere.

sábado, 19 de mayo de 2018

Conversación padre-hijo al final del verano

callme
Conocerás el otoño, verás nevar,
algo parecido a una familia crecerá contigo.
No sufrirás más de lo necesario
aunque sentirás
el lenguaje de la muerte
en unas manos sin firmeza.
La fortuna se hará patente
el día en el que el amor
baile para ti.
Sentirás en la piel
los aviones, las sirenas, el tráfico
mientras te abraza un cuerpo desnudo.
Encontrarás en los libros
ese atardecer que nunca
dejará de conmoverte.
Lograrás transformar calles decadentes
en paisajes idílicos
como quien silencia consignas
que oscurecen la verdad.
Hallarás la forma de reírte ti mismo
pero también te autocompadecerás con eslóganes
que no te representen.
Habrá heridas e historias
escritas bajo tus cicatrices.
Vivirás como si fuese la última vez
o, tal vez, dejarás todo para otro día
pero existirá una noche
en la que te despertarás
en medio de una emboscada
y mientras te alejas del sueño
-con el corazón
igual que un jinete que galopa huyendo-
sentirás la necesidad de
no darte por vencido
antes de que la realidad
amenace con consumirte
sin descubrir todo aquello
que todavía ignoras de ti.

Aeronáutica


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Escuchas las advertencias de la azafata
pensando en que la luna
escogió este
entre todos los días
para despertar a sus leones.
Tú que conmovido
mirabas hacia arriba
y en el azar de tu conciencia
cruzaba el veneno de los aviones
como una tachadura en el paraíso.
Ahora observas al mundo
con ojos gigante.
Desde ahí arriba
el cielo es la luz derramada
de un animal herido.
Cruzan en su escalofrío
paisajes pálidos
como reversibles preocupaciones
intentando vencer al olvido
y también ciudades
como selvas de arterias luminosas.
Parece no existir ancla
que pueda detener ese horizonte.
Luego, tras un giro inesperado
que dura apenas
un instante en tu estómago,
se anuncia el aterrizaje.
“Tranquilo” -te dice
y en su voz se sostiene el paisaje
como si existiese una fuerza
nacida en el fondo del tiempo.
Y aprietas tu cabeza
contra su hombro
para que con su electricidad
-esa lámpara
que llena de luz
las habitaciones oscuras-
se alejen tus sombras.
Los senderos eléctricos
en la desembocadura del rio
terminan de acercarse a tu destino
mientras piensas que
lo poco que sabes
de ingeniería aeronáutica
tal vez te lo ensañaron los aviones
que gobiernan sus manos.
Después de este viaje
dejarás de ser el mismo.