jueves, 24 de junio de 2010

EL VIAJE.

Detrás del pasillo aparece una luz, el sonido que producen las ruedas del trolley debido a las irregularidades del suelo nos resulta familiar.

Dicen que un viaje empieza con un paso,también dicen que no termina jamás.Continúa incluso después de que los viajeros terminan,ellos pueden subsistir en memoria,en recuerdo,en narración.El objetivo de un viaje es sólo el inicio de otro viaje.

Quizá el verdadero viaje empieza después del regreso,dejando un tiempo para asimilar las cosas, una vez vestido el alma con un traje de colores exóticos.Los recuerdos se reordenan,se procesan y se envían a lo mas profundo de la corteza cerebral. Un desequilibrio interno nos desconcierta por un tiempo, nos sentimos extranjeros en nuestra propio hogar, extraños en un mundo extraño.


Una vez que el reloj de pulsera vuelve a colocarse en las muñecas de nuestra rutina,todo vuelve a empezar.De repente, un olor,un sonido,un color,un rostro,una voz,un gesto,una palabra,una conexión eléctrica desencadenan el proceso.


Ensimismado, mirando al asiento vacío situado frente a mi, justo en el tercer vagón del tren de las 18.47, tras una dura jornada de trabajo, comienza un microviaje que dura escasos segundo. Concentrado, pongo rumbo a tierras desconocidas.No consigo parar el tiempo. El tiempo no responde,el ciclo del día se cierra y anochece en el mismo asiento dónde hace horas había visto amanecer.


Luego llego a casa y abro una cerveza.Me dejo atrapar por la bebida.


Como decía Bukowski, es fascinante el modo en que la bebida te atrapa. Si ocurre algo malo, bebes para olvidarlo. Si ocurre algo bueno, bebes para celebrarlo. Y si no pasa nada, bebes para que pase algo.

En memoria de Saramago.

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