"Parlami d'amore mariú
Tutta la mia vita sei tu
Gli occhi tuoi belli brillano
Fiamme di sogno scintillano"
Su voz, muy alta, viaja encerrada en las paredes de un viejo Fiat mientras conduce por las serpenteantes carreteras de la costa. Hay muchas curvas y el sol golpea brillante en el quitamiedos del arcén. Su mirada desnuda el infinito, intentando descubrir ese pequeño matiz que separa el mar del horizonte. Acantilados escarpados en su primer plano visual. Unos chavales buscan impresionar lanzándose al mar desde un improvisado trampolín en un muelle lleno de bicicletas y emociones. Un cuerpo húmedo sube por la escalerilla de un barco de vela. Huele a hierbabuena en la terraza del puerto. Versos de papel emborronan las servilletas del restaurante en el que todos comen sardinas con ensalada. Crema hidratante de coco, helados de pistacho, buenas noticias y café. El agua nunca tan fresca cruza su garganta, pero algunas gotas resbalan por su pecho. En el cielo sólo hay nubes de colección y alguna gaviota rindiendo cuentas al viento. Huellas borradas entre espuma blanca, tatuajes de salitre, arena dispersa de los relojes rotos.
Lejos, en la ciudad que siempre sueña, esa misma voz suena dejando un mensaje grabado en el contestador.
-¡ESTARÉ AUSENTE POR UN TIEMPO!.