martes, 29 de noviembre de 2011

Recortes de mi vida-AUGUSTEN BURROUGHS

Los libros provocan sensaciones de toda naturaleza; algunos te dejan el corazón encogido, muchos te dejan un sabor deliciosamente dulce, otros te hunden y no puedes respirar. Este libro, aún siendo una historia trágica, ha conseguido no sólo provocarme alguna sonrisa, sino arrancarme mas de una carcajadas allí donde me he encontrase leyéndolo.

Un libro que tuve enorme éxito en USA. Estuvo en lo alta de las listas de los mas vendidos, y como no podía ser de otra manera, también fue llevado al cine. Un libro disparatado, un ataque de nervios testimonio de los cambios sociales de los 70. Escandaloso, obsceno, esperpéntico, ingenioso, corrosivo,trasgresor, escatológico a veces,divertido y real, autobiográfico.

Una versión sui generis de la adolescencia tipo el guardián entre el centeno contada en forma de comedia. Un viaje a la madurez, a la sexualidad, a la necesidad de adaptarse a los cambios del mundo. Está  narrado con tan cómica creatividad que te aleja de tan desdichado trasfondo y realidad.

Augusten Burroughs es hijo de un frío profesor universitario adicto al alcohol, y una aspirante a poeta encerrada en sí misma, con habituales crisis trastorno-depresivas.

"Su terapia incluía dibujar el numero cinco en cuanta superficie lisa encontrase, gritarle a todo el que se le pusiera por delante y reciclar el mobiliario del motel reduciéndolo a astillas. Incluso llegó a arrancar con sus casi inexistentes uñas trozos del techo insonorizado de su habitación y comérselas".


Tras estallar su mundo a los doce años con motivo de la separación de sus padres. Augusten se traslada a vivir a casa de los Finch. La disparatada familia del psiquiatra que atiende a su madre. Un hogar caótico, sin reglas, una microsociedad anárquica que desconoce las normas, una especie de psiquiátrico en el que se dan cabida toda clase de conductas psicóticas, un lugar gobernado por un antipsiquiatra que da alojamiento a sus enfermos, un espacio en el que puede ocurrir cualquier cosa.

En tal contexto y ante tal panorama. Augusten deja la escuela, para introducirse en un este lugar de altos y bajos, de felicidad y desdicha, de compañía y soledad, ecuánime ante todo y todos, el mundo a su alrededor es una locura dilatada a punto de resquebrajarse, un disparate negro que todo lo envuelve. Augusten parece el único cuerdo entre tanto demente, resistiendo, escribe una de las mas extrañas y turbadores adolescencias de la literatura

domingo, 20 de noviembre de 2011

Angel eyes..


¿Alguna vez te has dado cuenta de que estás cerca de perder tu mente? Caminas durante días, semanas, meses entre demonios luminosos que se extienden por las calles brillando. Te mueves entre la gente, entre cientos de cuerpos, miles de bocas que te gustaría besar para demostrar que sólo existe la suya. Nadie llega hasta ti, ni tú llegas hasta nadie; como si caminases sediento por la espuma de la superficie del mar.

 Buscas, reinventando su imagen, enmarañando tus conceptos, intentando alcanzar sus alas de primavera hasta que la encuentras, y lo que parecía imposible, se revela como lo mas fácil...

Una habitación, un foco de luz que ilumina el suelo blanco como un lago de seda, dejamos caer nuestra ropa formando un montículo parecido a un paisaje de otoño. Un paso hacia delante es la corta distancia que nos separa. Estamos desnudos, frente a frente, como cíclopes, formando millones de espejos paralelos que nos encierran.

Estiras tu brazo, recorres mi cara despacio con las yemas de tus dedos, transformando tu energía en la corriente eléctrica que me atraviesa. Luego extiendes tus alas y me transportas hacia tu ciudad, que intento memorizar muy lentamente mientras me pierdo por sus calles. Nuestros cuerpos se juntan, como engarzados, igual que las piezas del ensamblaje de un mecanismo extraño, obedeciendo únicamente a la señal de nuestras almas, que se besan lentamente.

Compartimos la tormenta de un profundo océano que de forma salvaje nos absorbe en espiral. Sin querer ni poder evitarlo, nos abandonamos a nuestros instintos hasta que la calma nos encuentra enroscados en una dirección cualquiera, hasta que la respiración deja de perder profundidad entre algas y arena, en la otra orilla.

Me despierta la lluvia, de madrugada, con sus agujas golpeando el silencio, como si fuesen explosiones procedentes de unos fuegos artificiales lejanos. Estás tumbada  de espaldas, con tu pelo revuelto. Pareces la única superviviente del naufragio. Eres un paisaje de invierno pintado por Turner. Llevas las venas de tu muñeca tatuadas del rojo de tus labios, los huesos de tu columna son como un río perfecto, cuya corriente transporta la embarcación de mi mirada hacia tu cuello, hacia el incendio de tu pelo en el que quiero morir soñando. Cierro los ojos, te arropo con mi cuerpo, y mi cabeza encaja perfectamente en la almohada de tu espalda.


Angel Eyes by Sting on Grooveshark

sábado, 19 de noviembre de 2011

La torre de Hanoi-Carlo Frabetti

Habitualmente, sólo reseño los libros que me han gustado. Todavía no sé si "la torre de Hanoi" me ha gustado. Lo que realmente sé es que ha burlado mis expectativas, engañándome durante bastante páginas, hasta que me he dado cuenta que realmente se trata de un libro experimental.

Al principio, concibes el libro bajo la etiqueta de los libros de misterios. Es decir, una integra a resolver, algún personaje misterioso, otro con capacidad intelectual extraordinaria al estilo Dan Brown, un escritor que utiliza la historia para su novela.

Acostumbrado a los procesos lógicos de esta clase de libros, esperando ese giro inesperado que no llegaba a producirse, la historia no expresaba demasiado. Entonces ocurre, y los ingredientes de la novela de misterio se ven trucados, se produce una manipulación invisible extraña, ajena a los procesos lógicos que nuestro cerebro selecciona para luego jerarquizar, y así tomar la decisión acerca de que información corresponde almacenar.

De repente te das cuenta de que realmente el libro cuestiona al lector, a su manera de leer. El argumento es sólo una escusa sin importancia para criticar nuestra aproximación a la lectura, lo que también puede extrapolarse a la vida, a lo previsible de nuestros modelos de conducta.

Una conjunción entre ciencia y literatura, un rompecabezas matemático llamado "La torre de hanoi" como hilo conductor, igual  que la serie de Fibonacci en el Codigo da Vinci.  La apertura de la cuarta dimensión en nuestras mentes para descubrir la cara oculta en la relación autor-lector, son algunos de los secretos fundamentales de este libro que recoge ingredientes de otros libros suyos, escritos por un matemático enamorado de la literatura o un escritor enamorado de las matemáticas...

" Durante unos minutos permanecí inmóvil en el sillón, incapaz de reaccionar, sobrecogido. El escritor no estaba incorporando mis aventuras( o desventuras, mas bien) a un libro en gestación: el libro ya había sido escrito y publicado, y era yo quien estaba adaptando mi propia vida a una trama preexistente. Todo( o casi todo) había sido un montaje; además que requería la complicidad de todas( o casi todas) las personas implicadas. Era la única explicación posible que en vez de aclarar, oscurecía aún mas mi atropellada historia". 



jueves, 17 de noviembre de 2011

Escrito en los cuerpos celestes del Retiro.



Creo que los parques y los mercados, forman parte de los circuitos imprescindible a trazar en las mapas de las ciudades que visito. Lejos de la geométrica y fugitiva vida de las calles, los parques representan el tiempo remansado, el reflejo circular de las estaciones. Un día leí que los parques son el centro, puesto que en ellos se consuma la fusión de contrarios que inevitablemente la ciudad neurótica sueña. Siendo así, el centro de Madrid es el Retiro. Allí, el extranjero se siente menos extraño y el residente mas descontextualizado.

Hacía tiempo que no caminaba por este universo paralelo a las prisas, tal vez porque un día sufrí un pequeño incidente. Un robo. Nada grave puesto que sólo llevaba un teléfono escacharrado y un libro. Ha pasado el tiempo y hoy el parque está lleno de ancianos con olor a loción de pino persiguiendo a sus nietos que corren en bicicletas de cuatro ruedas, mientras deportistas, turistas, artistas callejeros, malabaristas argentinos, parejas que se besan y se tocan frente a lectores ocasionales, encuentran un lugar perfecto para alejarse y desconectar por un rato del ritmo de la ciudad.

El lugar ( espacio- tiempo) imprescindible del Retiro es el palacio de Cristal en otoño. Allí, el Centro de arte Reina Sofía ha estirado sus brazos y ha extendido sus alas para albergar uno de los proyectos de mayor envergadura de Soledad Sevilla llamado "Escrito en los cuerpos celestes". Una instalación geométrica que investiga sobre las condiciones perceptivas de los sentidos.

La instalación es una estructura interior traslúcida de un denso azul, un esqueleto, una porosa caja con potencial vocación narrativa, una especie de filtro que traduce estímulos exteriores (la luz del otoño) en poesía. Algo parecido a una frontera donde los límites del lenguaje, son los límites de la mente.

A imagen y semejanza de un firmamento. Reproduce una constelación de herramientas sonoras, de signos de puntuación que introducen expresiones, pausas para respirar y coger aire, para hablar bajito o imprimir volumen y musicalidad.
Acentos, interrogaciones, exclamaciones, paréntesis, incluso asteriscos y guiones redirigiendo los pensamientos colaterales, forman parte de un observatorio astronómico mental, un cerebro gigante que fabrica el lenguaje, procesando y creando con la vida secreta de las palabras.
Estará en el retiro durante mucho tiempo. Una instalación increíblemente poética en un marco incomparable.
Foto: Antonio Lobo Mena

RYUICHI SAKAMOTO....en Madrid.


Con sus dedos reproduce el sonido de la intimidad sensorial. Es un poeta del viento. Su música aunque ajena a los escaparates transformados en tendencias, es una mezcla de tradición y modernidad que sólo puede etiquetarse bajo el estilo musical de la belleza. Atraviesa fronteras recitando poemas sin palabras. Representa el otoño mas rojo, el invierno mas helado, el nostálgico simulacro de los recuerdos, el movimiento de la lluvia, la brisa del mar, la sensualidad y el perfume de las cosas.

Un día leí, que de adolescente, durante el trayecto en tren cada mañana se distraía discerniendo cada sonido de los que escuchaba en el vagón: los carraspeos de los pasajeros, la vibración de las ventanas, el traqueteo de las vías, la peonza del tren. También llegó a decir que el sonido de un glaciar derritiéndose es el mas puro que existe.

Ha trabajado con muchas grandes como Bernardo Bertolucci, William Burroughs, David Bowie, Pedro Almodóvar o Iggy Pop. Antes de ayer tocó en Madrid. Su gira coincide con el libro de su biografía titulado "La música os hará libres. Apuntes de una vida."

Para mi, su música es el estímulo definitivo y evocador de la sensibilidad en estado puro.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

RECUERDOS DE LA LÍNEA DE FUEGO.



Algunos trabajos fueron duros. Recuerdo muchos: limpiando las engrasadas máquinas de una fábrica, desnudando y vistiendo camiones cargados de todo. Pero nunca olvidaré aquella etapa en la que me alisté como mercenario subcontratado en un ejército, como teleoperador, en un centro de recepción de llamadas.


Aquello fue una guerra de antemano perdida. Estábamos en la primera línea de fuego, en un lugar inmundo parecido a un sótano mal iluminado, que a duras penas cumplía la legislación de seguridad e higiene. Tenía una puerta gris enorme, como la de un garaje que separaba el cielo y el infierno, la frontera entra la vida y la muerte. Allí dentro, los lineales en los que trabajábamos eran como trincheras blancas, como una herida de carne y voces infectadas por el tedio, la miseria y el cólera contenido, quizá consecuencia del miedo. Las llamadas eran como obuses dirigidos a nuestras cabezas cuyas esquirlas provocaban la devastación de nuestras mentes.


Éramos un catálogo heterogéneo de soldados perdidos: amas de casa, tipos duros con formación académica e idiomas, estudiantes trasnochados, gente necesitada en busca de vocación, u otros cuyas circunstancias habían deteriorado sus destinos. Todos llevábamos una doble vida, y ésta no era la que más queríamos.

Para el alto mando sólo eramos un recurso, un mecanismo formado por piezas de un engranaje encargado de desviar las balas, un frágil escudo que les mantenía a salvo del enemigo en algún lugar lejos, en la retaguardia. Nos obligaban a luchar contra el enemigo utilizando el protocolo del servilismo, poniendo en práctica tácticas desfasadas, utilizando fórmulas anodinas para contrarrestar sus ataques, que nos convertían de un plumazo en perdedores. Pero nos encantaba destruirles a base de insultos desgarrados, al aire, que surgían espontáneamente del nudo de nuestras gargantas, del dolor de nuestras almas. Estudiábamos sus hábitos, sus necesidades, su psicología, creamos un lenguaje propio, estratégico y lo suficientemente útil para que agazapados, pudiésemos repeler sus disparos. Llegamos a creer que el enemigo era un ente peligroso, individual, invisible, una única voz que nos torturaba.


La guerra nunca paraba, el resplandor de los disparos revelaba la imagen de nuestros ojos aterrados, con las pupilas reventadas por el destello de los monitores, por el acero de los fuegos artificiales de los teléfonos. A menudo pensábamos en nuestros seres queridos, o en cualquier cosa que recordaba a la vida como si fuese una aparición fugaz.

Al final de cada jornada, los mandos intermedios nos traían los informes del puesto de mando, el recuento de los heridos, de la munición y algunos detalles con respecto al enemigo. Luego, salíamos a la calle, atravesando las fronteras de esa puerta gris hacia el mundo exterior: un inmenso bunker, como un gigantesco refugio donde nos sentíamos a salvo, y desde el que apenas podía apreciarse el rugido del fuego provocado por las explosiones, que ascendían desde aquellos cimientos calcinados, entre pequeñas fábricas semidestruidas y naves industriales. Tardábamos un tiempo en aislarnos de esa guerra, en evadir nuestros pensamientos todavía despeinados por los cascos, caminando al paso de una nueva derrota, sobrecogidos por el silencio después de tanto ruido.


Pronto algunos nos hicimos fuertes, y de nuestras heridas brotaban luciérnagas brillantes. Otros, soñaban con ser heridos, porque una dichosa herida les alejaría de esa maldita guerra, les pondría a salvo de esa batalla absurda a la que estaban vinculados por el amargo hecho de sobrevivir, incluso algunos se refugiaron con el amor de la adversidad, hoy se estremecen más al contarlo que cuando lo vivieron, y recuerdan la guerra como un simple decorado del amor.


No tardamos demasiado en darnos cuenta de que los ataques del enemigo venían directamente provocados por el ejército al que extrañamente representábamos, la guerra era un negocio que enriquecía sólo a unos pocos mientras muchos inocentes sufrían.


Nos revelamos. Incluso provocamos un especie de motín. Hubo despidos, y cada despido era como la muerte que teñía de un rojo rabioso las paredes sucias, los teléfonos desgastados, los lavabos, los papeles cubiertos en llamas.


Comiendo hacinados en aquel garaje con olor mezcla de neumático desgastado y verdura recalentada, entre tuppers de lentejas, conservas y mugrientos microondas hablábamos de esperanza, haciendo promesas de abandonar esta guerra, jurando que nunca volveríamos a vivir algo así, soñando despiertos con el silencio, enterrando la semilla del hastío.


El silencio se hizo un día. Un fallo informático. Una incidencia Y los teléfonos dejaron de funcionar. El enemigo atrapado sin crédito en la peluquería o en los casinos. Un murmullo alto de sonrisas. Los mandos intermedios corriendo por los pasillos. El alto mando con los bolsillos rasgado por la navaja afilada de los minutos.


Aquello fue lo último que recuerdo antes de abandonar la guerra. Hace poco, al otro lado, hice de enemigo. Descubrí que ahora las cosas, son todavía mucho peor.

*foto recogida de la película de animación:VALS CON BASHIR.

martes, 8 de noviembre de 2011

CUENTOS MALVADOS-Espido Freire


"Medio ahogado, vio como una sirena nadaba hacia el, y tendió sus manos hacia ella. La sirena no se acerco mas. Con su hermoso rostro sereno contemplo como el príncipe se hundía lentamente. Cuando dejo de respira, ella se aburrió, y abandono el lugar, envuelta en un remolino de espuma"

En menos de 99 palabras se forma un microrelato y con 99 microrelatos un libro de cuentos Malvados.

La enésima sintetización, la condensación elevada a infinito, la culminación de la microesencia para formar un universo contundente y rematadamente despiadado, un poco irónico y algo divertido. Una fiesta literaria de Halloween cruel, deoladora y cómica con un elenco de personajes malvados. Espido Freire juega con las contradicciones, y los personajes no son lo que deberían ser, o lo que conocemos que son, o se niegan a cumplir su destino.

Cuentos de ahogados como "borrachos perdidos en el acuatismo" en la sangre de la naturaleza. Ángeles extranjeros, indecisos entre el bien y el mal, en el infierno, sedientos de almas. Voces que siembran tragedia, crueles, burlonas, escupiendo en nuestros oídos el sonido del miedo. Arañas y mariposas que bajo una apariencia amable y bella, no son lo que representan, e incluso matan por el instinto de la belleza. Espejos inquietantes que reflejan nuestros fantasmas, y nos encierran en su coraza opaca. Princesas que consiguen alterar el mito de los finales felices.


El reflejo de los males sociales, el dolor, la vejez, el rencor, la enfermedad o la envidia son algunos de los ingredientes de estas malvadas historias ideales para comenzar noviembre.