-Como el funambulista y su pértiga, ¿que somos el uno sin el otro?.
-Somos el riesgo, el vértigo, la velocidad, el estallido. Somos más y mejor que este precario equilibrio.
Como en el libro de Ana María Shua, cada día viajamos en un carromato, escenario de relatos que superan la ficción. Sobrevivimos haciendo malabares con verbos en la cuerda floja de la sintaxis, mientras despiadados domadores de versos azotan las palabras, y lanzan promesas volantes, con acrobacias que saltan fuera de la realidad.
En el mundo hay ángeles trapecistas capaces de aterrizar en mis sueños. Lanzadores de cuchillos por la espalda, sin escrúpulos, acompañados de sus hermosas partenaires. Funambulistas en la cuerda floja de los precios. Contorsionistas atrancados en la búsqueda de lo auténtico. Ilusionistas desilusionados con el destino. Gitanas de la buena ventura sin futuro. Magos, capaces de sacar un poco de realidad de su chistera de la nada, aunque incapaces de enamorar y enamorarse. Hasta un tragasables, millonario de la noche a la mañana, que sólo muestra la mitad de su número, destinado a probar que la otra mitad no es un truco.
Siempre habrá un lugar para ti: sólo se trata de maquillarse un poco cuando los años nos conviertan en payasos.
Bienvenidos al circo. No importan los aplausos, sino las sensaciones de los sueños. Y volar...
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