Hace dos veranos anoté el nombre de este autor en mi moleskine. Maletas perdidas pasó a engrosar una lista de títulos que nunca llegué a leer, puesto que la moleskine desapareció en una lugar de mi habitación trastero. 24 meses después, Jordi Puntí, me ha ido acompañando en la vorágine de los días, y en la tranquilidad de algunas noches, en las que dedicar 20 minutos a repasar el inventario de las maletas perdidas me ha acercado con cautela a los sueños.
Maletas perdidas es una ficción de largo recorrido, una novela de carretera. La historia de Gabriel Delacruz, un transportista melancólico que desaparece del mapa, dejando cuatro familias repartidas por Europa, cuyos hijos, que ignoran la existencia de hermanos de padre, se conocen por casualidad y comienzan a atar cabos en su búsqueda por conseguir respuestas.
Encuentros, despedidas, altibajos de la pareja, fotografías veladas por el tiempo, mil y una historias fascinantes a la vez que cercanas. El retrato de un personaje complejo, un auténtico trabajo de costura con lana de cuentos, perfectamente amarrados en el papel. Un viaje a los años 70, aquellos tiempos de comienzos del retraso de España, sofocada por el manto gris de la dictadura, viviendo aislada de una Europa que disfrutaba en plena efervescencia cultural, social y política.
He de decir una cosa: Esta novela es una de las mejores novelas que he leído este año. Una auténtica joya de gran nivel temático y formal.
Suena distinto, suena muy bien.. tendré que apuntármelo para futuras compras. Nunca está de más conocer nueva literatura.
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ResponderEliminarSí,es distinto. Nada presuntuoso pero cosido con cariño..
Ideal para desengrasar...
Saludos pequeñazul!