(...)No te apartes de la línea central. Desde la frente, el puente de la nariz, los labios, el mentón, el cuello, los pechos, el estómago, el ombligo y el clítoris hasta la vagina y el ano. Quiero que tu dedo me repase silenciosamente. Despacio, una y otra vez, sin pausa, moviéndose sin parar. Pero, sobre todo, que no se aparte de la línea central de mi cuerpo. Cuando tu dedo se deslice entre mis pechos, no quiero que se desvíe hacia el pezón, ni hacia la parte más estrecha de mi cintura. Que continúe siguiendo una y otra vez mi línea central. Todavía llevo la ropa interior puesta. Introduce tu dedo por debajo, sin desviarte del centro y deslízalo con mucho cuidado por encima del clítoris, la vagina y el ano, pero no te detengas en ninguno de estos lugares. No frotes, no aprietes, no apliques la menor fuerza. Tienes que ser un poco más pesado que una pluma y un poco más ligero que una gota de agua resbalando por mi piel, no debes romper ese equilibrio. Sólo quiero que repases la suave línea de mi cuerpo, desde la frente hasta la rabadilla, con tu lascivo dedo corazón.
Hace tiempo leí El cielo es azul, la tierra blanca, ahora Hiromi Kakami ha vuelto con El señor Nakano y las mujeres.
Una extraña historia de amor entre Hitomi y Takeo, una tienda de objetos de segunda mano, una ventana abierta al japón contemporáneo, la melancólica historia de un grupo de personas que nunca conseguirán ser plenamente felices. Así es el Señor y las Mujeres, una crónica delicada sobre búsquedas, malentendidos y soledades.
Todos los ingredientes del estilo Japonés más actual, con esa mezcla de tradición y vanguardia que siempre despierta tanto interés. Mucha sensibilidad en formato sencillo, sin necesidad de artificios, contado con naturalidad. Una novela visualmente interesante, una sutil introspectiva de personajes emocionalmente frágiles.
El no entender de las relaciones humanas, el proceso cognitivo exterior con el que cada persona es un modelo imprevisible de conducta único, que obedece a mecanismos propios, mezcla de la lógica y la emoción.
Objetos extraños, desordenados, antigüedades, muñecas de cerámica, todo ello mezclado con la vida de los empleados y algunos excéntricos clientes para envolver las diferentes capas de estas novela.
Un libro ligero, contado con la profundidad que los haikus pueden encerrar en tres lineas sencillas y adaptado al pensamiento occidental
Las personas deberían venir con un libro de instrucciones bajo el brazo.
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