No es difícil entrar en situación,teniendo en cuenta el elenco de personajes existentes en las redes ferroviarias Madrileñas. Aún así no me importaría, en alguno de mis trayectos,toparme con el disparatado Martín
Ya desde el principio, el relato, no te deja indiferente: “Imaginemos a una mujer que al llegar a casa sorprende a su marido inspeccionando con un palito su propia mierda”. Esa mujer se llama Helga Pato y tras internar a su marido en un psiquiátrico comienza un viaje en tren a través de los mundos de Martín que se ofrece para contarle su vida. Por medio de éste, supuestamente psiquiatra, Orejudo nos acompaña con paranoias, esquizofrenias, autismos y otras enfermedades mentales como la coprofilia …Ya desde el comienzo se deja claro la enorme capacidad creativa de este autor que en una especie de coctelera, nos mezcla el absurdo disparatado, la ironía, la crítica cómica que hace que “a la vez que movemos mas de una docena de músculos subepidérmicos,a través de los pliegues mucosos de la boca”,reflexionemos:
“ Si alguien leyera todo lo que estoy diciendo (cuenta Martín) al llegar a este punto (pag 15) habría leído ya mas de lo que leyó un campesino medieval en todas sus generaciones.Entre ese hombre y nosotros han transcurrido 500 o 600 años. Lo cual no es nada en términos evolutivos”.
Me ha encantado la reflexión que hace Orejudo con el pretexto de los basureros que pertenecen a un sofisticado centro de inteligencia (pienso que realmente es un sistema mas de inteligencia teniendo en cuenta la policía, hacienda,las redes sociales, las empresas de telefonía y tantos otros lugares donde la protección de datos no se protege, o por lo menos, lo desconocemos).
Para orejudo los camiones de basura no trituran la basura, sino que la transportan a sofisticados laboratorios donde minuciosamente queda registrada en una base de datos. Me pregunto, al hilo de esta pasaje, si la alcaldía de Madrid se habrá basado en esta teoría para aplicar el impuesto de las basuras. La ecología es lo de menos a la hora de cobrar y parece que lo que realmente importa ,a efectos de aplicar dicho impuesto, es la calidad y no la cantidad.
En definitiva, Orejudo, con este estilo peculiar recuerda muchas veces a Juan José Millas a través de “Tonto,muerto,bastardo e invisible” con sus excentricidades (la empresa de pelucas y su viaje a Madeira), o a la metafísica de las “Nocillas “de Agustín Fernandez Mayo, ese que también lee el país semanal en los ratos en los que no investiga o escribe en su blog:
http://www.alfaguara.santillana.es/blogs/elhombre (el hombre que salió de la tarta).
Esta especie de caótica improvisación ideal para leer en cercanías Madrid, al final, es una divertida historia que hace que pasemos un rato de entretenimiento.
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