sábado, 12 de marzo de 2011

El espía.


-Pasadme el balón, venga pasádmelo!!, ESTOY SOLO!!!

No se cuando empezó todo pero un día descubrí que mi imagen no se reflejaba en los espejos. Al principio no podía creerlo, intenté cambiar de espejo, usar uno distinto, abrillantarlo, me frotaba los ojos hasta hacerme daño. Pronto ese reflejo borroso no se parecía a nada, a nadie que hubiese conocido, sólo era un garabato, un borrón en blanco y negro. Entonces decidí prestar atención, algo parecido a observar a través de la cerradura, algo parecido a usar la conciencia, retener la memoria para intentar recomponer un puzzle con piezas que no encajaban. No entendía mi mecánica.Persiguiendo el presente olvidaba el pasado y cuando caminaba, al cambiar la vista de posición todo carecía de sentido, como una secuencia con planos inconexos, sin continuidad. Cuando entraba en una cafetería los camareros no me veían, en el trabajo no recordaban mi nombre, sólo un número, era el 29-697. Recuerdo un día desesperado en el que intenté gritar y nadie podía escuchar mi voz, como cuando te despiertas de una pesadilla en la que te fallan las fuerzas y la garganta no responde.

Soy un ente irracional, impersonal, no tengo recuerdos ni cicatrices, los coches me atropellan y la lluvia no me acaricia, pero la luz pierde intensidad cuando me atraviesa, se suaviza su fuerza, quizá ésa es la prueba de que sigo ahí. Busco mi sombra en las calles estrechas pera recordarme a mi mismo, para imaginar, tal vez, quién un día pude ser, entonces me muerdo los dedos pero no siento nada.

A veces, cuando corro desesperado buscando el eco de mis pasos en el silencio de la noche, mientras casi todos duermes, algo me resulta familiar, me sobrecoge, la vida ha pasado a ser un deja vu, un futuro lejano en el que algún día viví. Entonces, sin buscarlo creo que me acerco a la respuesta. Miro un aparato en el escaparate de una tienda de electrodomésticos, una máquina de transmisión de movimientos y sonido, un receptor, ondas de radio, visión en la distancia espacio-tiempo, es un caleidoscopio de fotogramas con definición propia lo que me transporta a la digresión, estoy seguro que facilitará la investigación.

Creo que se llamaba Google y era funcionario del ayuntamiento, decido preguntarle si sabe algo sobre mi, sin confirmarlo me remite directamente a la ventanilla de asuntos sociales, al área de empadronamiento, concretamente me remite al Señor Facebook o Twitter en su defecto...

Salgo enfurecido del ayuntamiento, nadie sabe nada...He desaparecido y no encuentro el rastro. Sé que estoy cerca. Se que voy a conseguirlo y esta vez mis objetivos no quedarán inconclusos como siempre ha ocurrido.....Entonces cuando mas desesperado estoy... La casualidad, el destino, la memoria, o estos prismáticos que funcionan invertidos, ¡qué se yo que puede ser!, tal vez la unión de todos los factores, me acercan a la solución...

Lo que ocurre es que vivía en una película sin argumento, interpretando un papel cumplía sin excepción las órdenes del director, ése que mueve los hilos. Por éso todo es desconocido, porque no hay referente, porque ya no me parezco a nada, o por lo menos a todo el mundo, y cuando alguien no se parece a todo el mundo desparece, he aquí la extrañeza, porque cada segundo cambia las cosas, porque llegado a este punto la locomotora del tiempo ha acelerado demasiado, por lo menos demasiado para la velocidad de las piernas de mi memoria. Ya todo escapa al conocimiento, ya no hay persecución posible.

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