domingo, 30 de octubre de 2011

kamikaze


Me suicidé un día de otoño,
con la lluvia emborronando el camino de gigantes de cristal.
Yo corría
dejando una estela de zancadas embarradas,
hacia el túnel,
como si la vida me persiguiera de cerca.

Allí dentro,
en aquel lugar bajo tierra
parecido a un refugio antiaéreo
sorteé obstáculos.
Esquivé ancianos,mujeres, niños,
tipos de mirada rasgada y americanas cubiertas de minúsculas ideas,
zombies drogados,
extranjeros perdidos,
Ladrones de ojos hundidos,
psicópatas con autoridad para ser gladiadores,
poetas lunáticos,
dinosaurios que sobrevivieron al naufragio de las certezas,
Bailarines de street-dance,
una estrella del rock, de entonación cansada y camisa de cuadros...
y fanáticos seguidores de Dios gritando,
como hinchas enfervorecidos saliendo del estadio de Yokohama.

Con síntomas de agotamiento,
te descubrí en aquellas escaleras mecánicas.
Giraste la cabeza
y coronando los andamios de tu cuerpo,
en la cima, tus ojos helados
como un cuadro de Chagall visto por Hiroshige,
como el invierno cayendo en paracaídas,
como la anunciación del alba
descendiendo sobre las hojas secas,
que gritan AMOR al ser pisadas.

Estremecido, como si viese el monte Fuji por primera vez.
Sentí la necesidad de ser el teniente Ibusuki
empujado por el viento divino
soplando mi aeroplano hacia ti.
Quise ser como Kane,
y que tus ojos fuesen Rosebud,
pero sólo era Yuichi, y estaba en Tokyo.

Días mas tarde en aquel restaurante,
me sentí protegido mientras bebía Sapporo.
Ahora estás a salvo-Me dijiste
mientras yo devoraba shumai y tanuki-udon
con la boca atiborrada de besos encarcelados,
entre algas.

Todos los músculos de mi cara al servicio de la sonrisa,
por un instante fui feliz
en aquel olvido pasajero,
como una navidad perpetua.
Pero el miedo me acechaba,
dibujando una trayectoria explosiva
dirigida hacia mi, su destinatario final,
envolviéndome.
Y salí huyendo,
sin pagar la cuenta,
hacia el enemigo
sabiendo que pronto dejaría de vivir.



4 comentarios:

  1. Te sigo desde hace tiempo. Me gusta mucho lo que escribes.

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  2. Te prometo que no había leido tu poesía hasta ahora. Es hermosa. Hablaremos (En Kobe supongo).

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  3. Buen documentalista señor Lobo.

    Nos vemos en Kobe.

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