sábado, 8 de octubre de 2011

Raíces Nómadas-Pius Alibek.




"Pertenezco a una tribu que, desde siempre, vive como nómada en un desierto del tamaño del mundo. Lo único que nos vincula por encima de los barcos, por encima de la Babel de las lenguas, es el murmullo de un apellido"

Amin Maalouf-Orígenes.

Hace tiempo intenté leer Orígenes, la biografía de Maalouf o mas bien su investigación por encontrar sus raíces familiares. Después de un comienzo así, era imposible que el libro no me gustase. Pronto, se me hizo demasiado denso y desde hace tiempo sigue en la estantería. Por el camino, a caballo entre Maalouf y las historias de Kapuscinski, con un estilo mas cercano a la frontera del relato que a la frontera del ensayo, me topé con Pius Alibek. Su biografía se detalla en su libro -Raíces nómadas, y he de decir que es uno de los libros mas interesantes y completos que he leído este año.

En raíces nómadas descubrimos el pasado de Irak, a través de un viaje a un mundo perdido ya, el Irak previo a la guerra frente a Irán, un país próspero, culto y multiétnico. Allí nació Alibek, en el seno minoritario de una familia cristiana cuya lengua es el arameo.

Sus anécdotas colegiales en Basora después de que su familia fuese obligada a trasladarse desde Ankawa, sus evocadores y familiares recuerdos infantiles, su etapa adolescente en un seminario en Bagdag, la perdida de la vocación religiosa, la rebeldía, el despotismo gubernamental, la etapa en la universidad y el despertar sexual, su apertura al mundo en Londres, la lucha contra el desierto en el servicio militar y la guerra entre Irán e Irak son las coordenadas que determinan el destino de este autor, filólogo y cocinero con residencia en Barcelona, donde regenta el restaurante Mesopotamia.

Una historia cautivadora, cargada de costumbres que ayudan a entender la cultura oriental, un relato lleno de aventuras y anécdotas que consiguen despertar el interés del lector, un personaje admirable por su humanidad, por su insaciable curiosidad, por su valentía para atar perfectamente la cuerda del destino al globo de sus sueños. Buscando con rebeldía la libertad, tuvo los ojos bien abiertos y no existía velo que cegase su mirada.

Especias, carne de cordero, vasos de Arak, sueños en azoteas frescas arropados por sábanas de estrellas en calurosas noches, dentro de un país próspero, emergente, abierto al desarrollo, culto, independiente, libre de los Otomanos y de Europa, con un gobierno convertido en una mezcla del nacionalismo, comunismo y fundamentalismo como precedente del Baas y Sadam Husseim.

El libro, de todos modos, no es demasiado político, y nuestro protagonista que puede definirse como apartidista que no apolítico, siempre supo navegar perfectamente por las aguas pantanosas que pudieran ser contrarias a un determinado régimen, como cuando navegaba con su padre en armonía por las marismas de Al-Ahuar. Contrario al conformismo, con los pies en la tierra desarrolla un sentido de la justicia extraordinario y su vida es un viaje lleno de aspiraciones.

Por el camino hay anécdotas entrañables, hechos trágicos, historias de amor, sentimientos, momentos simpáticos contados con sentido del humor, adversidades, aventuras por el desierto, un espacio al debate entre las pequeñas diferencias en la dicotomía oriente y occidente, en definitiva un relato fascinante narrado con sabiduría y sencillez, muy ameno, de muy fácil digestión. Absolutamente imprescindible.
"En Irak, como en la mayoría de los países árabes, siempre ha habido una especie de miedo a relacionarse con extranjeros, sobre todo occidentales. La proximidad de un extranjero produce una sensación desconcertante. Una curiosidad natural por conocer y darse a conocer reprimida por miedos y desconfianzas atávicas, que los gobiernos modernos han seguido alimentando hasta convertirlas en un tumor maligno. Hoy día, el extranjero es un espía o un agente en potencia y comunicarse con el te convierte en sospechoso, traidor a la patria o parte de un complot imperialista. El fenómeno es frontalmente opuesto al carácter hospitalario de los pueblos de la región y a la necesidad ancestral de mostrar dicha hospitalidad. Las razones históricas de esta prevención radican en las continuas invasiones del territorio por fuerzas extranjeras, atraídas por las riquezas y el valor estratégico de la zona".

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