Ese sentirse solo a la salida
del trabajo, del cine, al ir a casa...
Saber que nadie espera que uno llegue
para alejarle al verle o rechazarle,
hace enemiga calle la desierta
e inhóspita la calle más poblada.
Los amigos...Me cuentan sus problemas
y se marchan aprisa. Y uno queda,
de nuevo, otro vez, solo y debe, siempre,
replegarse en su yo y su aburrimiento.
Qué vacío descubre uno en sí mismo
cuando uno mismo busca en su yo interno.
Qué ser desagradable se contempla
cuando su propio ser uno examina.
Y aquí, entre tanta gente, en la ciudad,
siente uno que no importa nada a nadie.
J.M. Fonollosa
Ciudad del Hombre: New York
Qué vacío descubre uno en sí mismo
ResponderEliminarcuando uno mismo busca en su yo interno.
Qué ser desagradable se contempla
cuando su propio ser uno examina.
Sólo para letraheridos. Esos vacíos son capaces de engullirnos. Una vez en ese agujero negro pocos vuelven sabiendo donde han estado.
Buscaré. Me gusta que me provoquen y me remuevan en la silla.
Un abrazo.
P.D. Una pequeña dosis blogera no hace daño, je
ResponderEliminarNo sé si te gustará Fonollosa, algunos de sus versos son descaradamente machistas.
Fue un poeta secreto y exiliado durante la postguerra y eso se nota.
Ese vacío, ese sinsentido, ¿acaso no es propio del hombre de nuestra era, la era de la tecnología, la era de la "comunicación"? Tal vez, si se quiere ahondar sobre esta temática, Paul Virilio hable de esto intentando profundizar y asignarle una proyección causal mayor.
ResponderEliminarEste poeta aborda estos temas en tiempos pasados, cuando la tecnología todavía era un espejismo. Yo creo que esta era de la comunicación, aún habiendo conseguido grandes logros, también tiene sus sombras, por la agilidad de la información y su proyección superficial en las relaciones personales.
ResponderEliminarProfundizaré con Virilio. Gracias por intervenir Vabardina.
Saludos :-).