Soy un hijo del desencanto,
un corazón recortado
que ahora es coraza.
Un animal del desierto
con la pena cosida al cordón umbilical.
Un infiltrado, un simulacro fallido de hombre libre.
Y en mis noches: ausentes escenarios de luna vacía,
de lluvia plana y viento roto,
ni Cortázar se atreve a mirarme.
Se apagó el sol,
todos los rincones de esta ciudad están ardiendo
y sólo me queda este trozo
de papel en blanco
para mojar los pies.
Suenan las sirenas,
el agua fría gotea contra el fregadero.
Terminó el mundo,
los pájaros son sólo jaulas.
Nadie espera al final de esta efímera existencia.
Antes, ahora, siempre
sería demasiado tarde...
Se me ha quedado un verso cosido a la costilla, será porque es para letraheridos,
ResponderEliminaro será que he tenido una corazo-nada
"con la pena cosida al cordón umbilical"
Tiene mucha carga, nacer con la pena...
Besos ...
Se despegaran, las palabras acaban derramándose como las hojas en otoño...
EliminarY es que al final siempre es tarde. Pero los poetas guardamos un as en la manga para inventarnos una salida de emergencia.
ResponderEliminarCuídate.
El papel casi en llamas es la única salida de emergencia que puede encontrarse, querido Ladrón.
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