Robado a Alissafilmmaker
Te concentras en la lluvia. Ahí fuera la ciudad es como un pequeño televisor a oscuras. Los semáforos parpadean, cansados, dejándose llevar por la espesura de la noche. Cierra los ojos, estás a salvo. Puede que el ascensor que sube a tus sueños esté averiado pero tienes cometas verdes en tus retinas para volar. Lo sé, tu ángel de la guarda perdió mucha sangre en aquel accidente aéreo, pero se pondrá bien. Abrirá sus alas para planear sobre un cielo sin cúpulas ni asfaltos. Regará las estrellas de tu jardín de otoño.
Una esperanza, una sonrisa al dolor de la herida...
ResponderEliminarasí sin cúpulas ni asfalto hay que surcar el cielo
como un ave feniz que resurge de las cenizas.
Sigo amando esta parte:
Puede que el ascensor que sube a tus sueños esté averiado pero tienes cometas verdes en tus retinas para volar.
Gracias por el ;) por dejar a tus pájaros que vuelen
bicos
Gracias a ti por tus consejos técnicos ;-)
ResponderEliminarque lindo, me hizo pensar...¿qué sería de los artistas sin insomnio? Momento genial para pensar y construir nuevas ideas...
ResponderEliminarSí, la noche es un buen contexto para derramar las ideas sobre el papel en llamas...
ResponderEliminarGracias por intervenir MF :-)
Me han dado ganas de apagar la ciudad y escuchar el monólogo de neuronas que se me chocan en los cristales (que la humedad soñada brille en los ojos es un alivio).
ResponderEliminarCuando la luz, está dentro, como la tuya, es más fácil soñar sin miedo a oscuridades, sangre o plumas caídas...
¡Qué nos sepa la boca a cenizas si es para renacer!
Me gustó mucho.
Un fuerte abrazo
Somos hijos de la ciudad que nunca duerme, del lugar en el que las escaleras mecánicas siempre suben, y nunca dejaremos que se fundan todas las bombillas del alma...
ResponderEliminarMe ha hecho mucha ilusión tu comentario y siempre me conmueven tus poemas.
Un abrazo ave roja!!!
La ciudad se apaga fuera y nosotros, insomnes, encendemos nuestro mundo desde dentro. Y eso, joder, es lo más bonito que brilla en nuestras ojeras cada mañana. Aunque no sepan verlo.
ResponderEliminarY yo, cada vez que cierro los ojos y me concentro en la lluvia, no sé si estoy a salvo, pero siento que sí, y en mi mente suenan trocitos sueltos de canciones de Ludovico y es inevitable no llenar esos momentos de poesía.
Abrazos desde ascensores rotos, para que utilices tus alas.
Probaré a Ludovico como carburante...
ResponderEliminarAbrazos voladores.
A veces, cuando el ascensor de los sueños está averiado, hay que tomar por las escaleras; es mayor el cansancio, pero más gratificante la llegada y más profundo el sueño. Yo, cuando tengo insomnio suelo sembrar plantas, tengo un jardín infinito en mi memoria (No cuento ovejas porque si las traigo me comen las plantas)
ResponderEliminarUn abrazo.
Me gustan los monólogos, nadie te retruca las ideas, vuelas a tus anchas y sólo tú entiendes el porqué de cada palabra (los lectores jugamos a descifrarlas, esa es la magia)
ResponderEliminarEscribir es colorear el atajo para llegar a los sueños VivianS.