"Fui concebido bajo un firmamento iluminado por proyectiles y con la tos asfixiante de los lanzacohetes katiusha como ruido de fondo, y nací poco antes de la navidad de aquel año que sería el último de la guerra y el primero de la paz".
Así comienza este libro de Jirí Kratovhvil, para Milan Kundura, nacido en Brno, la ciudad donde se produce la historia, el mayor evento ocurrido en la literatura checa desde 1989, supongo que con permiso de Bohumil Hrabal, por cierto, algunos pasajes de este libro me recuerdan a la forma de escribir de Hrabal.
Escuché por primera vez el nombre de este autor, y lo apunté en mi agenda,en el programa página 2, llevaba tiempo con ganas de introducir mis ojos en su mundo y tras varios intentos frustrados llegó a mi estantería "En mitad de la noche un canto".
Es curioso, como las casualidades a veces son conexiones inconscientemente intencionadas, que finalmente marcan el rumbo, digo ésto porque hace unos meses leí a un autor también de la Europa del este llamado Aleksandar Hemon y la introducción de este libro comienza con sus palabras.
"Hay muchas historias que pueden ser contadas, pero sólo algunas de ellas pueden ser verdaderas".
Partiendo de las palabras de Hemon, el relato es una mezcla de sucesos reales con alguna anécdota, alguna vieja historia, alguna leyenda que alguien ha transmitido, apropiándose y adornando así a la vez su propia historia.Todo esta embarullado,enmarañado, como si un anciano senil nos contase sus recuerdos teniendo como referencia unas fotografías color sepia, cartas emborronadas a las que le faltan algunos párrafos que descansan sobre una vieja maleta con las costuras destrozadas.
Hay autores que con la economía de las palabras consiguen amortizar el texto, sin embargo el recurso de Kratochvil es todo lo contrario, sus palabras están cubiertas de niebla, el lector mas que seguir la historia la persigue, realmente me ha costado mucho buscar, reordenar para encontrar sentido entre la densidad del texto, realmente me ha requerido un esfuerzo cada vez que he tenido que retomar el libro. La historia es adentrarse en un laberinto narrativo, un puzzle de muchísimas piezas absolutamente desordenadas.
La mezcla de lo real y ficción,realismo mágico dicen, los constantes saltos en el tiempo, la digresión constante mezcla de lo mítico y lo grotesco. Todo es difuso, impreciso, un caos desordenado que desdibuja a pinceladas la realidad de la Checoslovaquia comunista en el marco de la fantasmagórico Brno.
Dos historias paralelas,la de un hijo natural que busca averiguar la identidad de su padre, y la historia de un muchacho cuyo padre se exilió durante su infancia y también se perdió su rastro.
Las pérdidas y las búsquedas, la infancia, ésa que a veces nos aleja de la realidad situándonos en la parcela que ocupa lo mágico, lo inventado, en la esfera de lo real, o la libertad de conciencia se cruzan con acontecimientos históricos como la postguerra o la muerte de Stalin. Contada con mucha imaginación, demasiada para mi gusto.
Circos de pulgas, relojes de bolsillo con melodías que te hielan la sangre, copas de helado, cajas de zapatos que esconden colecciones de minerales, despertares sexuales en un armario de ropa fragante y delicada hecha de seda y nylon son algunas,bien pocas, de los pistas que conducen este torbellino demasiado complejo de historias que producen cosquilleo,lágrimas o irritación según el momento y densidad de los pasajes.
Un libro para estar atento,para leer muy alerta, que requiere de mantener los sentidos bien agudos, un baño con mucha densidad, en exceso para mi parecer.
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