sábado, 9 de abril de 2011

Se busca manual de supervivencia.



Miras la realidad a través de las burbujas de una bebida ligeramente amarga que hace años ni te gustada y que sueles mezclar con gin. Suena spotify, una máquina de perseguir realidades musicales ahora que desde hace tiempo ya casi no conoces (aunque lo intentas) los grupos en los carteles festivaleros. En la mesa de noche ya no hay flayers sino pastillas contra el dolor de muelas y cápsulas de herbolario contra la caída del cabello. Intentas mantenerte en forma, luchar contra el deterioro físico supone realizar ejercicios que contorsionan tu cuerpo y te producen calambres en las rodillas. Ya no sabes si los recuerdos son un lastre o el timón que marca el rumbo que ayuda a no perderte, te asustan los cambios pero te aburre la rutina de los ciclos, por eso vives en un estado constante de provisionalidad. Tus cosas embaladas en cajas mientras cambias de etapa, extranjero de ti mismo ( como Meursault de Camus) te mueves por el soplo del viento en busca de un destino que crees ajeno al alcance de tus actos. Eres adicto al movil aunque piensas que sin él se vivía mejor, y llamas a tu madre puntualmente una vez por semana. Reclutas a viejos amigos como parte de la rutina, tal vez por miedo a quedarte solo cuando realmente ahora nada tienen que ver contigo. Te guía la contradicción y tus consejos nunca son aplicables en tu vida. Es domingo por la tarde, padeces síntomas de ansiedad y una especie de depresión postvacacional. Tienes pavor al bricolaje doméstico y a todo lo relacionado con los tornillos de esa tienda sueca en la que los maridos, casi deslomados, discuten con sus parejas. Hace tiempo que no desnudas estrellas mientras esperas a que suene tu canción, los momentos pasan y aunque impetuosamente intentes negarlo, algo ha cambiado.

3 comentarios:

  1. La vida cambia aunque todo siga igual. Quizá tengas razón en nuestro empeño por no afrontar los ligeros cambios de la vida...Me ha gustado mucho, un pulgar hacia arriba para patapalo!!

    Celine Dion

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  2. Peter Pan, Momo y el Principito un día también crecieron.

    Gracias por tu comentario y tu pulgar hacia arriba.

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  3. Crezcamos pues, qué remedio queda. Yo también me divido entre la nostalgia y el orgullo de haber conseguido, al menos intentado, ser feliz por el camino.
    Me ha encantado tu post!!!

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