viernes, 5 de agosto de 2011

De que sirve la mar cuando pisas cemento.



Mi piel húmeda, dorada y viscosa se reseca como una bolsa de patatas mal abierta, la sal navegando en mis labios se esfuma con la marea de la saliva, el sol cobarde se esconde una vez mas. Pasas el verano aprendiendo a leer el movimiento circular de las nubes con el viento, el cambio pendular de las mareas. Calculas, realizas predicciones meteorológicas, observas los rayos en la tormenta clavándose como estacas..

Se acerca la hora, todo es efímero, de que sirve la mar cuando pisas cemento.

Vuelves a la ciudad. La ciudad enredadera, avispero, laberinto, la selva de los depredadores, una habitación que huele a cerrado llena de gente que corre hacia ninguna parte buscando, buscando quizá un pequeño remanso de libertad: nuestra única esperanza, la única verdad.

Olvidé que las calles son la mutación genética del exceso, el consumo, la cobardía, la derrota de los que no eligieron viajar en este destartalado vagón de cercanías, desprovisto de la pureza del aire. Olvidé que un día la periferia se tragó a la ciudad, como una planta carnívora cuyos brazos son un gigantesco reloj despertador, masticando el cristal de todos los espejos para digerir un poco de nada. Olvidé que la batalla del amanecer se repite muchas veces por semana. Olvidé el calor del insomnio sin aire acondicionado, el frío de los que duermen en el mármol de las mentiras metálicas. Olvidé que a veces, las hormigas cruzan en procesión por mi nevera vacía.

Habitante del olvido en el purgatorio del recuerdo. Olvidé el día de la semana, las horas del reloj de pulsera muertas en un ataúd de madera, los tupperware perdiendo la transparencia tras muchos baños de comida de cuchara...

Se acerca la hora, todo es efímero, de que sirve la mar cuando pisas cemento.

1 comentario:

  1. Bofetada de realidad. Me encanta la referencia a los tupperware

    ResponderEliminar