"En un país que sigue siendo tan rico como antes, son cada vez más las personas que hoy tocan fondo".
El 2012 empieza para mí con este libro. El primer libro del año. Un libro ideal para los tiempos que corren. Fundamental para despejar conciencias atrapadas en un sistema que te quita mucho más de lo que te da. Porque para algunos, vivir en este mundo feliz de la opulencia y el hedonismo compulsivo, se ha convertido en sobrevivir. Las reglas de juego del sistema no permiten cambiar el sistema, vivimos sin alternativas, en retroceso. Ahora que los gobiernos son empresas que gobiernan para los bancos, y no para la gente. Ahora que para entrar en un club antisocial con sede en Berlín o París, se recortan derechos sociales que tanto se ha luchado por conseguir. Ahora(antes y siempre) que las reformas afectan principalmente a los desfavorecidos, mientras los altos directivos, una clase a la que sólo le interesa el bienestar, se enriquecen. Ahora(antes y siempre) que jóvenes preparados son subcontratados, o eternos becarios. Ahora(antes y siempre) que la inflación es como un disparo en la cabeza para tantos que viven muy poco por encima del salario mínimo interprofesional de 641,40 euros. Ahora(antes y siempre) que a pesar de todo rige la insolidaridad, la pérdida de análisis, y la falta de reflexión crítica.
Günter Wallraff, es el periodista indeseable para los empresarios, para los codiciosos, para los poderosos, para los que viven en el más absoluto desprecio de las injusticias, también llamado el Robin Hood de los que no tienen derechos, vuelve con este libro para sumergirse en una expedición por los recónditos lugares de la Alemania profunda y no tan profunda.
Adoptando diferentes personalidades, utilizando todo tipo de estrategias periodísticas, innovadoras algunas, criticadas y no tanto, muestra el lado más oscuro y miserable del primer mundo. Desenmascara la injusticia, la insolidaridad, la explotación,el mobbing o la vulneración de derechos de los trabajadores que hoy tienden a desaparecer.
Con la ayuda de una maquilladora, se caracteriza de una persona de raza negra para convertirse en un extraño entre alemanes, demostrando que existe una modalidad nueva de racismo, o adopta la personalidad de un vagabundo viviendo las navidades a temperaturas bajo cero, con aquellos indigentes que viven abandonados por la ciudad.
"En esta sociedad a los negros alemanes y a los inmigrantes negros les niegan una y otra vez la posibilidad de llevar una vida normal. En el bar, en el club, en las fiestas, en los huertos de Schreber, en las plazas y calles de este país, en sus ciudades en sus pueblos. En el mejor de los casos, los toleran y no los tratan con brutalidad, sea a puñetazos o de palabra. Cuando las cosas van aún mejor, de vez en cuando conquistan un lugar: con un esfuerzo colosal, con determinación cotidiana y un inmenso despliegue de energía para dar de lado las groserías y las humillaciones."
En otro capítulo, consigue trabajo en un call center, una de las minas del trabajo de esta década, un mundo que mueve grandes cantidades de dinero, y mucha circulación de mano de obra barata que el tiempo amenaza con la mediocridad. Los teleoperadores son presionados para vender "a puerta fría" hasta convertirse en estafadores consumados. También trabaja en una vieja y tradicional panificadora, que sin escrúpulos, pone a raya a los empleados, bajo condiciones absolutamente opresivas, presionados, contraviniendo cualquier normas sobre seguridad e higiene, horarios abusivos y bajo una estructura y organización caótica, y lo peor de todo, bajo la complicidad de las oficinas de empleo. O en Starbucks, una empresa que presume de conciencia ecológica, y que se expande a la velocidad de la luz por todo el mundo, con su imagen de bienestar colectivo. Empresa numero uno en trabajo basura, a tiempo parcial, con salarios muy bajos, falta constante de personal, cursillos fuera de la jornada de trabajo, horas extra no remuneradas y el tormento de una palabrería propia de predicadores.
Pero el capítulo que más me ha impactado es el dedicado al mobbing a los representantes sindicales de algunas empresas, orquestados con la asesoría de poderosos bufetes de abogados que dan cursillos a los empresarios para dar coberturas legal a este tipo de presiones carentes de toda dignidad.
No tiene desperdicio.
Entre ensayo, relato y artículo periodístico, si algo hay que decir de la literatura de Wallraff es que levanta ampollas y no deja indiferente. Si algo es admirable es que sus libros no se conforma con relatar la realidad, sino que intentan su transformación.
«Lo importante es no quedarse solo en la publicación del reportaje». Y brinda una apabullante batería de ejemplos. Número 1. «Hemos conseguido que se cambiara la ley alemana que afectaba a los operadores telefónicos. Hoy las multas por infracción son mucho más altas, se han prohibido las llamadas telefónicas indeseadas y la gente lo tiene más fácil para darse de baja en los servicios que ya no utiliza». 2. «El reportaje y documental sobre los sin techo provocó una gran polémica en Alemania. Logró que se cerraran dos infrahumanas casas de acogida. Posteriormente un comité, del que formo parte, ha conseguido que el próximo invierno se ponga en marcha un centro modélico que se convertirá en el modelo de otros muchos en el futuro». 3. «Ayudé económicamente a la presidenta del comité de empresa de la cadena de alimentación Lidl sobre la que hice un reportaje y a la que despidieron ». 4. «He creado una fundación en Dusseldorf llamada Convivir a la que doné 750.000 euros para ayuda a jóvenes emigrantes».
En esta línea, como si fuese una filiar de Wallraff, unos conocidos han creado una página web al servicio de la verdad y la denuncia de las injusticias.
El mundo necesita de estas iniciativas.
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