sábado, 16 de febrero de 2013

Literatura epistolar. Kinshu-Teru Miyamoto



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(...) Querida Aki.
No he roto ni he tirado las dos cartas tuyas que he recibido. Es más, las he leído. Para ser sincero, cuando recibí el correo tuyo dos meses después de que te pidiera que dejaras de comunicarte conmigo, metí el grueso sobre en el cajón del escritorio y lo dejé allí, sin abrirlo, dos o tres días. No tenía intención de leer la carta ni de contestarte. Pero al final, no pude resistirme a las tácitas señales que emitía el sobre. Después de todo, quería leerla, de modo que la abrí. Mientras leía tu carta, me di cuenta de lo mucho que has cambiado en estos diez años. Me cuesta encontrar palabras para describir cómo o en qué has cambiado, pero desde luego no eres la persona que yo conocí.

Me gustan las cartas. He escrito cartas (luego e-mails) desde niño, el paisaje en blanco del papel siempre ha sido mi mejor escenario para encontrarme con la intimidad de las palabras. En el cara a cara, muchas veces, me siento torpe, desprotegido, siempre he creído que escuchar se me da mejor que contar. 

A veces repaso cartas que envié hace tiempo, de gente que ya he perdido, gente de otras vidas, historias de otros tiempos, y me perecen pequeños relatos que recuerdan a la literatura. Quizá por ello, me ha gustado tanto esta selección de literatura epistolar que la biblioteca municipal nos ha acercado. Desde la correspondencia de Henry Miller y Anaïs Nin, de Profundis de Wilde o cartas de un rehén de Saint-Exúpery   hasta el libro del aire y de las sombras de Gruber pasando por de A para X de John Berger. Un montón de cartas para todos los gustos, de toda naturaleza, entra las que he elegido Kinshu de Teru Miyamoto

Una novela sobre el perdón, la redención, la culpa y el destino, contada en un tono triste que se abre al futuro, al cambio, a la esperanza. Una relación epistolar entre Yasuaki, que aparece gravemente herido en la habitación de un hotel junto a su amante muerta, y Aki, su ex mujer. Diez años después del divorcio, se encuentran por azar en una visita al monte Zaô. 

Miyamoto, amante de la escritura sin grandes estridencias ni excesos literarios, nos transmite un universo de sensaciones que traspasa la barrera de todo aquello que no se puede expresar con palabras. A los lectores extranjeros puede que nos recuerde a Banana Yoshimoto o al Murakami de Tokyo Blues con ciertas influencias en cuanto al tono de Osuma Dazai o el gusto regionalista de Tanikazi. 

Las tragedias personales, la compasión y el karma, son los ingredientes de una novela en la que el lector va desentrañando secretos inusitados del pasado, que condicionan el presente de los personajes que intercambian cartas mientras el rumbo de sus vidas se decide. 

 (...)Era un día de primeros de noviembre (a lo mejor te ríes y te preguntas que va a escribir ahora este engreído...). La mugrienta tapia del puerto se perdía en la distancia zigzagueando, y los chillidos de las gaviotas se mezclaban con el bufido de los motores  diesel de los barcos. Apoyado en la tapia me quedé un rato contemplando el puerto. Cada vez que miraba al mar me invadía una sensación de tristeza y nostalgia por volver a Osaka. Cada vez que miraba el cielo, su grisura me hacía añorar a mis padres fallecidos. Los seres humamos son extrañas criaturas y a veces pueden traer a la memoria cosas triviales del pasado remoto, y recuerdo a una mujer con una toalla envuelta alrededor de la cabeza, que pasó a mi lado en bicicleta con un niño sollozando a su espalda. Por un instante, los ojos del niño se cruzaron con los míos, y aún sigo viendo con todo detalle aquellas pupilas bañadas en lágrimas.
Tan pronto como el llanto estuvo fuera del alcance de mis oídos, vi a Kuyako caminando despacio hacia el puerto, en mi dirección, mientras pasaba la mano por lo alto de la tapia. Paseaba sin prisa, sumida en sus pensamientos, y sólo se detuvo cuando estaba a punto de chocar conmigo. Sorprendida, se me quedó mirando y perdí por completo la serenidad. Aunque estábamos en la misma clase, jamás nos habíamos dirigido la palabra.



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