sábado, 16 de febrero de 2013

Conocimiento del infierno-António Lobo Antunes

(...)Cuando llegué al hospital Miguel Bombarda para iniciar la larga travesía den infierno, no comprobé que la noche desaparece de hecho de la ciudad, de las plazas, de las calles, de los jardines y de los cementerios de la ciudad, para refugiarse en los rincones del psiquiátrico, como los murciélagos en los globos del techo de las enfermerías y en los viejos y desvencijados armarios con medicamentos, en los aparatos de electrochoque, en los cubos con vendas, en las cajas con jeringuillas, hasta que los internados regresan en silencio del comedor y ocupen las camas de hierro sin pintar, el auxiliar gire el conmutador de la luz y ella despliegue el fieltro repulsivo de las alas, el fieltro repulsivo y pegajoso de las alas sobre los hombros acostados que la miran desde las sábanas con una náusea irreprimible. La noche que desaparece de la ciudad estaba en el rostro del enfermo que se ahorcó detrás de los garaje, en los óbitos que verificaba en las horas de guardia, pasando el diafragma helado del estetoscopio por pechos inmóviles como barcos finalmente anclados.

Leer un libro de Lobo Antunes es como leer un inmenso poema. Puedes abrir por cualquier página, detenerte en cualquier pasaje, que las palabras cargadas de intensidad te provocarán un desgarro profundo, una inquietud intensa, angustia sin remedio. Un mundo infernal, desordenado, que el autor enmarca en los pasillos del psiquiátrico. Una confesión poética, el coraje de acusar la deshumanización de los centros psiquiátricos, una desgarradora denuncia de costumbres y prácticas deleznables .

Este libro es de los que debe leerse en total silencio, el lector ha de estar atento, sin ninguna distracción exterior, con lápiz, papel y mucha paciencia, puesto que perderse en los mundos de Lobo Antunes no es demasiado difícil. El autor y psiquiatra portugués, candidato al Nobel, es tal vez menos conocido que Saramago, pero sus historias, por la complejidad de sus personajes y por la cantidad de matices, son incuestionables.

Una voz poderosa, un monólogo desordenado, un loco ausente en un mundo de locos.

Un autor único. Altísima literatura.

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